Tips

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1. Visita el lugar de antemano
2. Asegura la transportación
3. Cuándo preparar tus cosas
4. Lleva tu propio material
5. Usa un portapapeles
6. Abstente de alcohol
7. Abstente del teléfono
8. ¿Un vaso con agua?
9. Controla tu alimentación
10. Escucha a tu organismo
11. Saluda a tus oyentes antes
12. Entrega tus datos por escrito
13. Haz tu propia presentación
14. En todo momento respeta
15. Inclúyete al reprender a alguien
16. Reacciona con ánimo
17. Cuídate de engañar
18. Mantén elevado el ánimo
19. No toques el equipo de sonido
20. Apela a la nobleza del oyente
21. Procura persuadir a todos
22. No juntes las manos
23. Evita las muletillas
24. Todos se sienten involucrados
25. Ata cabos
26. ¿Cómo reaccionó el auditorio?
27. Toma tus precauciones
28. ¿Firmarás un documento?
29. ¿Acuerdos de palabra?
30. Cuidado con firmar
31. ¿Fija bien tus honorarios?
32. Extiende un recibo
33. Calcula tus probabilidades
34. Prepara un testamento
35. Cuidado con "Eres", "Estás" y "Pero"
36. ¡Alerta a la frustración!"
37. ¿Necesitas un traductor?"
38. ¿Mucha flema?
39. ¿Hablarás por megáfono?
40. ¿Hablarás por Zoom?

Los siguientes tips se basan en preguntas curiosas que alguna vez me hicieron mis alumnos. Espero te den ideas para enfrentar ciertos problemitas que podrían surgir. 

1. Visita el lugar antes de la exposición

Hasta donde sea posible, visita anticipadamente el lugar donde se llevará a cabo la exposición y ten en cuenta detalles que podrían favorecer o desfavorecer tu presentación, para hacer los ajustes necesarios.

Cuando uno no tiene experiencia o nunca ha realizado una exposición en determinado lugar, es normal imaginar tanto el lugar como el auditorio, la exposición y el ambiente como cree que será en realidad. Pero los oradores de experiencia son 4x4, preparados "para todo terreno", ya sea que el auditorio resulte grande o pequeño, feo o bonito, con equipos de última generación o en mal estado, bien iluminado o mal iluminado, ya sea que asistan pocas personas o haya un lleno total, ya sea que quede en el centro de la ciudad o en un lugar apartado, ya sea que el clima sea bueno o malo.

Saben que lo que imaginan rara vez concuerda con la realidad. De hecho, resulta totalmente diferente. Por eso, imaginan lo que quieren, pero saben que será diferente. Están listos para enfrentar cualquier clase de realidad. Lo único que pueden garantizar es que su desempeño será mejor de lo que imaginaron.


Ten en cuenta que el transporte puede incrementar el costo cuanto más distante sea la exposición. Además, no es lo mismo si desconoces la zona. Tal vez consumas tiempo extra buscando el lugar. En cierta ciudad había una avenida con doble numeración. La cuadra 1 empezaba al este, pero también había una cuadra 1 que empezaba al oeste. Una incrementaba su numeración hasta la cuadra 8, la otra, hasta la 26. Un error podía implicar desplazarse más de 2 kms para llegar al lugar correcto. Y si vas en taxi, recuerda que algunos taxistas sacan provecho de la ignorancia de su cliente para darle 10.000 vueltas antes de dejarlo en su destino. Si este es el caso, como, por ejemplo, viajar a zonas alejadas, garantiza tu puntualidad solo si el organizador se encarga de la transportación. No me refiero a reembolsarte el costo, sino a enviar a alguien a recogerte.


Algunos alistan todo la noche anterior, sobre todo si la exposición será temprano por la mañana. Pero cuando se trata de viajar lejos, no basta. Recordar un detalle importante a última hora será suficiente para que tu tensión suba considerablemente.

Me ocurrió que daría una conferencia en el extranjero un día viernes a las 10 am, mi avión partiría el jueves a las 7 am. La noche anterior alisté mis maleta, pero estuve hasta las 3 am buscando mi pasaporte. A esa hora recordé que no lo había recogido del consulado cuando fui a sacar la visa. La conferencia se llevó a cabo sin tropiezos el día y a la hora acordados, pero ¿te imaginas todo lo que tuve que sufrir y hacer para solucionar aquel descuido?

Y nunca olvides que antes de salir a hablar debes pasar por un espejo y observar bien cómo está tu cabello, corbata, cuello, saco, útiles, maquillaje, zapatos, etc. No te ayudará salir con el cabello, el maquillaje, la corbata, la falda o cualquier accesorio u adorno fuera de lugar. Jamás olvides verificar que todo esté como corresponde, o asignar a alguien que lo verifique por ti.

Hay amigos de lo ajeno que ingresan bien vestidos a los hoteles y centros de convenciones con el único fin de apoderarse de aquello que los incautos dejan sin custodia. Si tienes que abandonar el lugar un momento, ¡nunca dejes tu equipo sin custodia de alguien responsable! Una vez vi a un conferenciante vociferando de rabia ante el administrador de un hotel, quejándose de la falta de seguridad porque su discurso se frustró debido a que alguien robó la laptop que había dejado en el auditorio, lista para empezar la conferencia. Solamente había salido un momento a tomarse un café. Pero no fue falta de seguridad. Fue su propia falta de experiencia.


En la medida de lo posible, lleva tu propio material y equipo. Es tu mejor garantía de que todo saldrá como quieres. Por ejemplo, si utilizas los lápices del local, probablemente estén cubiertos con polvo de tinta. Si acomodas tu corbata o camisa después de agarrarlos, los mancharás. Por la misma razón, evita colocar los lapices en la canaleta del tablero o pizarra. Usualmente tienen polvo de tinta y se mancharán, manchando después tus manos. Una advertencia similar aplica al borrador. Toma tus precauciones.

En caso de necesitar una computadora, tal vez sea mejor exigir que el local cuente con una. Algunos ladrones bien vestidos se infiltran en conferencias importantes para robar específicamente equipos y accesorios de computación portátiles, los cuales suelen ser de última generación. Es mejor llevar la información en un CD o DVD, o en un dispositivo de bolsillo que pueda conectarse al puerto de la computadora del local. En todo caso, si decides llevar y usar tu laptop, no se te ocurra quitarle el ojo de encima durante todo el evento o encargar a alguien que la vigile permanentemente.


Si la exposición se llevará a cabo al aire libre, el viento será un factor a tener en cuenta. Lleva un portapapeles y varias clases de sujetadores, tales como ligas, cinta adhesiva, clips o alfileres, y usa el que mejor convenga a las circunstancias del momento. Sujeta con uno de estos elementos la base del documento para que no ondee ni se vuele con el viento.

Si usas un teleprompter, ten presente que siempre te conviene más uno que esté ubicado exactamente en torno al lente de la cámara. Si no hay cámaras, seguramente pondrán uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Pero tiene la desventaja de que, si no dominas la redacción que se proyectará, no podrás mirar de frente al auditorio. No mirar de frente inspira desconfianza. Tienes que hacer un esfuerzo y mirar de frente de rato en rato. Porque repartir la mirada es esencial para motivar e inspirar confianza. Nadie confía en alguien que no mira nunca al sector más importante del auditorio: El que está directamente enfrente.


Necesitarás prestar toda la atención posible, gozar de sobriedad y concentración (además de tener buen aliento). Si bebes, déjalo para después de la exposición. Si la gente se da cuenta de que tomaste, no creas que pensará: "Se tomó una copa" o "Parece que se tomó unas copas", sino: "Es un(a) borracho(a)".

En cierto país, un representante del gobierno juramentó diciendo: "Juro por Dios y por la plata", en vez de:  "Juro por Dios y por la patria". Y en otra ocasión, otro representan gubernamental dijo: "La plata es lo primero", y se demoró un poco en darse cuenta del error, diciendo: "Perdón. La patria es primero". Aunque no hubiesen tomado unas copas, muchos así lo pensaron.


No es que uno no pueda usar su teléfono durante una conferencia. Algunos llevan y leen su bosquejo del discurso en la pantalla de su dispositivo móvil. Me refiero a que no debes usarlo para conversar durante la conferencia, ya sea que estés en la plataforma de los oradores o abajo en el auditorio junto con los el público.

Recuerda que los equipos electrónicos son muy eficaces mientras están conectados a una fuente. Si falla la fuente, fallará el equipo. Confía en la electrónica solo en un 99%; hay 1% de probabilidades de que ocurra un desastre. 

Además, ensaya con los equipos con anticipación. Imagina que te proveen un control manual para diapositivas, pero la batería está baja, o crees que es un puntero electrónico, pero no lo es. En tal caso, descrie los detalles de la imagen como si tu voz fuera el puntero  por ejemplo: "En la esquina superior derecha vemos la curva roja en su máximo, pero la de color azul desciende a la esquina de abajo". O "del 100 al 5", o "la parte oscura representa la trayectoria del huracán". Tu voz funciona como puntero. 

Otra opción es pedir un micrófono de mano y acercarte al diagrama para señalar con el dedo, si es posible. Por eso, ese mejor ensayar con los equipos un rato antes.

Por otro lado, si estás dando una conferencia o estás en medio del auditorio escuchando una conferencia, pon tu teléfono en "vibrador" o en "modo avión" para no perturbar a los demás.

Si el asunto es realmente más importante que la conferencia, retírate y atiende la llamada en otro lugar. Lamentablemente, las perturbaciones de esta naturaleza no tienden a interpretarse solamente como una molestia, sino como un problema psicológico, el deseo de llamar la atención, o un acto de mala educación, y, dependiendo del prejuicio de los demás, hasta podrían tomarlo como una reacción antisocial.

La razón es que todos saben que es educado y considerado apagar el celular para no molestar a los demás. Si no lo apagas, y sobre todo si el equipo comienza a emitir sonidos muy llamativos, atraerás tanto la atención a tu persona que causarás una pésima impresión, como alguien a quien no le importan los demás. El mensaje real es: "Esta llamada es más importante que lo que se está tratando en la reunión", lo cual se interpreta como un menosprecio.


Si estás frente a un cliente, nunca lo pospongas por responder una llamada, o deja que el teléfono suene por lo menos tres veces antes de hacerlo, para que lo vea más bien como una solución a una perturbación temporal. Porque si interrumpes la conversación y contestas tan pronto como suena, le envías el mensaje: "Usted no es más importante que esta llamada", lo cual le causará una pésima impresión, algo que un vendedor profesional jamás haría.

¿Y si no contestas en absoluto? Mejor, porque le enviarías el mensaje: "Usted es más importante que cualquier llamada", causándole una impresión excelente. Algunos vendedores astutos hasta piden que un amigo los llamen justo a la hora de la cita, y que insistan varias veces, solo para no contestar, a propósito, para causar una excelente impresión en el cliente.

Pero ¿cómo proceder si realmente fue un descuido y no tuviste la intención de molestar con el teléfono? Debes apagarlo inmediatamente y no darle importancia ni levantarte del asiento para atender la llamada. Eso enviará el mensaje no verbal de que realmente fue un descuido, y te exculparán, porque a cualquiera le pasa. Pero si respondes la llamada, pensarán que realmente tienes mala educación y falta de consideración por los demás... aunque en realidad haya sido una casualidad. Lógicamente, si tu hijo está en el hospital, tendrías que responder, pero pedirías disculpas y explicarías que se trata de tu hijo que está en el hospital.


Si sientes sequedad en la boca, tal vez sea mejor un poco de sequedad, que por beber agua muy fría se te vaya la voz. En este caso, bastará un poco de autodominio. Pero si te molesta demasiado, recuerda que no es necesario beber varios tragos. Basta con mojar un poco los labios. 

Carnegie recomendaba una pizca de sal en la punta de la lengua para provocar un chorro de saliva. Después del discurso bebe todo el agua que quieras. Si sientes sequedad en la garganta, y crees que sentirás alivio con un poco de agua, bebe un poco. No se ve bien beber desesperadamente. El agua en el vaso sirve para mojar un poco la boca o la garganta, no para aplacar la sed. En tal caso, un vaso muy grande, no tiene sentido. Uno pequeño será más que suficiente. La idea es humedecer la boca, no calmar la sed. Podrás beber a tu gusto después de terminar tu discurso.

Por otro lado, puede ser una buena idea ponerte un poco de colonia o perfume bajo la nariz, para sentir un olor muy agradable antes y durante el discurso, lo cual te ayudará a sentir cierto relejante aire de tranquilidad y placer, que te hará sentir mejor.

En verano o primavera, un vaso con agua sobre el atril causa un efecto diferente ante el auditorio que en invierno u otoño. Si tus oyentes tienen sed, beber agua frente a ellos les generará ansiedad y envidia, distrayendo su concentración. No sucede cuando todos tienen a su alcance algo de beber. Cierto orador contaba de cómo en muchos años de experiencia como conferenciante nunca había recurrido al tipico sorbo de agua. De hecho, pedía que no colocaran un vaso con agua sobre su atril. ¿Por qué? Escucha la voz de la experiencia:

- Por reflejo condicionado pudieras colocar torpemente tus documentos sobre el vaso y tirarlo, derramando el agua.
- Si mojas tus documentos, harás un papelón y todos murmurán o se reirán.
- Si el vaso es de vidrio, podría caer al piso y romperse, agravando el problema.
- Si mojas tu ropa, ¿te presentarías en el comedor con una mancha bajo la cintura?
- Como promedio, un vaso contiene entre 15 y 20 tragos. ¿Necesitarás tantos tragos? ¡Por favor!
- ¿Qué garantiza que te den agua limpia, o que el vaso esté libre de patógenos?

A menos que pienses utilizar el vaso con agua como apoyo visual para una explicación, sería mejor llevar una pizca de sal y ponértela en la punta de la lengua en el momento en de sentir seca la boca. Hará bajar naturalmente un chorro de saliva y te sacará del apuro sin arriesgarte tanto. Mejor aún, cultiva autodominio y espera hasta terminar tu presentación. Luego podrás calmar tu sed. Pide agua solo en caso de surgir una verdadera necesidad. Por ejemplo, si algo te provoca tos y no hay otra manera de calmarte. Pero recuerda que no son necesarios veinte tragos (un vaso lleno), sino solo mojar los labios. Bastará con un vaso medio lleno.

¿Beber del vaso que hay en la mesa?

El único problema de beber de un vaso o taza que ponen sobre la mesa es no saber si está limpio en todo sentido. 

Algunos sirvientes, en vez de agarrar el vaso o la taza por fuera y por la base, lo agarran por la parte superior, incluso metiendo sus dedos al sujetarlo, justo antes de servir el agua. Si sus manos y dedos estaban sucios, transferirán cualesquier partículas de suciedad con facilidad. El que usen guantes no garantiza que estos no hayan entrado en contacto con algo sucio.  Promueven una percepción de limpieza, pero es garantía.

En cuanto al contenido, es decir, el agua, té, café u otra cosa, ¿podrías confiar en que estén libres de contaminación? ¿Tienes estómago de hierro? O, por lo contrario, ¿eres susceptible al agua que sale directamente del grifo? ¿Puedes confiar en que la persona que lo llenó y transportó se ha esmerado por la limpieza y la calidad, y que ha usado agua tratada? ¿Tuvo la precaución de cubrirlo hasta el último momento? Si lo llevó en una bandeja, ¿estuvo hablando con otras personas, quizá salpicando su saliva al hablar, me refiero a antes de entregarte el vaso? ¿Hubo polvo en el ambiente? El agua podría estar limpia, pero ¿el vaso? O tal vez el vaso esté limpio, pero el agua no. Por supuesto, no creemos que alguien le haya puesto un contaminante intencionalmente.

No es por ser quisquillosos, sino cautos. Viajar a zonas donde el cambio de agua podría generar problemas digestivos es algo en lo cual debes reflexionar seriamente. Podrías terminar en el hospital. ¿Quieres acabar en un hospital? ¿Correras el riesgo? La única manera de garantizar tu bienestar es llevando tu propia agua y tu propio vaso.


Por razones parecidas menciono tus alimentos. El proceso de la digestión puede interferir con la concentración. Si deseas comer, mídete o hazlo después de la exposición. Ayunar de vez en cuando no es malo para el organismo, sino bueno. Pero la razón más fuerte para vigilar tu alimentación antes de una exposición es la tensión. Quizas ciertos alimentos podrían provocarte desarreglos digestivo bochornosos.

La tentación de comer un poquito de cada cosa cuando hay una gran variedad de bocaditos puede traerte complicaciones si no tienes costumbre. Sobre todo, ten cuidado con los mariscos, alimentos crudos y cualquier cosa que no haya sido cocida o desinfectada. ¿Podrás comerlos sin riesgo? Aquí tampoco quisiéramos creer que alguien tendría malas intenciones al forzarnos a comer algunas cosas, ¿verdad? 

El ciclo de la orina es de aproximadamente 45 minutos. Si bebes un par de vasos de agua, o más, puede ser que en unos 45 minutos tu vejiga requiera una descarga. Toma tus precauciones. Mejor descárgala poco antes de salir a hablar o bebe después de tu discurso. 

El ciclo digestivo es diferente. Como promedio, unas 72 horas. Pero no debes tomarlo a la ligera.  ¿Crees que lo que comiste hace tres días podría afectar tu tranquilidad si no le das la debida atención y a tiempo?

Por otro lado, si tienes el hábito de cepillar tus dientes después de los alimentos, felicitaciones. Es una excelente costumbre. Pero si estás usando corbata, cúbrela con algo o escóndela bajo la camisa para evitar salpicaduras, sobre todo si no tienes opción de cambiarla. Tal vez sea mejor hacer una excepción y usar hilo dental en vez de pasta y cepillo de dientes. También servirá un simple enjuague bucal o un poco de bicarbonato de sodio disuelto en un vaso con agua.

¿Hay algún problema en comer manzanas, almendras o alimento no bien lavado o desinfectado? Sí. Imagina que se te rompa un diente o una muela por morder una piedrita antes o después de la conferencia? ¿Saldrás en la foto sin diente? ¿Tendrás tiempo y recursos para visitar a un dentista o endodoncista competente?

Cierto día que cené en un restaurante muy prestigioso, todo estaba delicioso y se veía perfecto. Supongo que fue la mayonesa, pero algo me cayó tan mal que desperté con una vía endovenosa en el brazo. Había sufrido una descompensación terrible. Vómitos y diarreas imparables que me sacaron de quicio. Terminé desmayado en mi cuarto de hotel. Vinieron en ambulancia y me estabilizaron. Fue todo un problema.

Cierto orador no acostumbrado al café se sentó en el bar con unos amigos antes de su conferencia. Como todos pidieron un capuccino, él dijo: "¡Igual para mí!". Poco después, todo le daba vueltas, y las manos le temblaban. No sabía lo que pasaba. No lo relacionó con el café cargado que había tomado. No estaba acostumbrado a tomar café. No sabía cómo le afectaría.

¿Ayunar? Ayunar es bueno, pero no si el viaje durará una hora, luego treparás a pie una colina y después caminarás una gran distancia para dar tu discurso. En tal caso, sin duda acabarás en cama, como un cadáver. Ayuna solo si no expondrás tu cuerpo a un trajín excesivo. ¡Y si el clima es cálido, no olvides hidratarte constantemente. ¡Bebe por lo menos unos sorbitos de agua de rato en rato!

¿Agua? Hay vendedores inescrupulosos que surten sus botellas con agua no tratada y las sellan astutamente para que parezcan salidas de la embotelladora. Asegúrate o escoge agua gasificada de una marca de confianza. Además, nunca bebas agua ni jugos preparados con agua de procedencia dudosa. Ante la duda, abstente.

Por último, evita patatas, leche y huevos la noche anterior a tu discurso. Producen flema. Más recomendaciones sobre esto en el 38.


Si se te hace tarde y tu organismo te pide ir a los servicios higiénicos, obedece a tu organismo. Salir a exponer en un estado de tensión a causa de una urgencia fisiológica podría causar un desastre. Tus esfínteres podrían jugarte una pasada.

Cuando estás frente al auditorio pudiera abochornarte estornudar o toser, sobre todo si sueles hacerlo estruendosamente. El ruido se debe a que solemos inhalar una gran bocanada de aire justo antes de estornudar. Algunos pueden evitar el estornudo cubriéndose la nariz para impedir la inhalación de aire que produce el ruido, pero no siempre funciona. Si no resulta, y es posible, prueba expeliendo el aire de los pulmones justo antes de estornudar o toser. Sin aire no habrá estruendo, o sea, el estornudo resultará casi imperceptible, como una tos leve.  De todos modos, si es posible, siempre se sugiere apagar el micrófono antes de toser o estornudar (si no tiene botón ON/OFF, no te quedará más que girar el rostro y hacerlo a un lado).

Cubrirte con un paño si te da tiempo, es lo correcto, y mejor si puedes alejarte. Es muy arriesgado que te cubras con la manga, como a veces han sugerido algunos expertos. Porque podrías ensuciarte de manera que no pudieras limpiarlo. Algunos han hecho eso y terminaron con la manga que parecía que un pelícano les había dejado caer un regalo. Reponerte de un chasco así es sencillamente imposible.

Valga este comentario para recalcar la importancia de llevar contigo un paño adecuado para estos casos, especialmente si tienes que realizar una lectura pública. ¡No olvides llevar un paño o pañuelo!

Otro momento complicado pudiera sobrevenir si necesitaras sonarte. En tal caso, ten en cuenta la cantidad de mucosidad que probablemente pudieras expeler por la nariz. Nadie se opone a que te suenes discretamente allí mismo si se trata de una nariz húmeda; pero si se trata de una gran cantidad de mucosidad por causa de una fuerte alergia, gripe o resfrío, despertarás una sensación de asco en los que te rodean, especialmente si eres mujer, porque socialmente siempre se espera discreción de parte de las damas. Si vas a soplar y resoplar ruidosamente como un elefante, jalando una gran cantidad de moco delante de todos, quemarás tu imagen, porque pensarán que eres una persona indecente o asquerosa. Los que te rodean tal vez piensen o susurren: "¡¡No tiene la mínima educación!!". Por eso, si harás un espectáculo, te sugiero retirarte un momento del lugar, porque no hay manera de disimular una tremenda sonadera, sobre todo, si todos están cenando.

En todo caso, si la tos, los estornudos o cualquier otra cosa serán constantes y no podrás evitarlo, y eres miembro de un panel, tal vez sea mejor que te retires un momento, resuelvas el problema y regreses a la mesa. Y si ocurre en medio de tu discurso, no temas pedir disculpas y retirarte para resolver el problema. Es mejor retirarte y resolver el problema en otro lugar, luego regresar y continuar con el discurso. Porque de lo contrario podrías hacer un espectáculo en medio de todos y, si alguien está filmando, rogarás que no lo hagan circular por Internet como un chiste. De los males, el menor. Retírate y regresa.

Algo más respecto de la tos: Recuerda que es tu derecho toser para despejar tu garganta, y que puedes toser tan fuerte como desees, pero que las personas que están alrededor también tienen derechos. A nadie la importará que tosas discretamente. Pero si sientes deseos de toser con fuerza, ¡cubre tu boca! Eso mostrará que respetas su derecho a la salud. Y quizás lo más importante para tu imagen: Demostrarás que eres una persona que ha recibido una educación de calidad. Porque toser con fuerza en medio o cerca de otras personas sin cubrirte es un indicativo de falta de decencia y educación. Te verán como una persona sucia e indecente. Lo mismo aplica al estornudo.

¿Mucha flema o tos?

Si el problema es la flema, una consulta con la Dra. Voz en YouTube te podría ayudar.

COVID-19

Con la pandemia del COVID-19 se sugirió usar mascarillas capaces de mitigar la inhalación de sus contagiosos aerosoles. Si usas una al dar tu discurso, te será mucho más fácil evitar un estruendoso estornudo. ¿Por qué? Porque una mascarilla bien puesta te ofrece la ventaja de generar un microclima en el rostro.  Quizás impida del todo un estornudo.

Y no está de más recordarte que los expertos en salud pública recomiendan vigorosamente jamás tocar ni manosear la mascarilla con las manos. Debes ponértela y quitártela agarrando únicamente los sujetadores. Así evitarás cualquier contaminación cruzada. Y no debes ponerla sobre la mesa o atril, sino colgarla en un gancho. A falta de gancho, lleva una bolsita contigo y guárdala discretamente. Además, sería mejor llevar una nueva de repuesto.

Si tienes que toser, recuerda que hacerlo brusca y fuertemente podría inflamarte más que ayudarte. A veces es mejor toser suavemente, como extrayendo delicadamente la flema hacia fuera, en vez de forzar ásperamente con un par de soplidos fuertes. Tose con fuerza solamente como último recurso. En todo otro momento, procura hacerlo de a pocos y con la mayor delicadeza. Un sorbo de líquido podría ayudar, pero no es siempre el caso. Algunos oradores llevan consigo un pequeño paquetito con un poco de sal, para ponerse un poco en la lengua. Será suficiente para hacer bajar naturalmente un chorrito de saliva que bastará para humedecer la boca.

Un estornudo casual no hace daño a nadie. Pero también podría ser el anuncio de que tu cuerpo ha sufrido un desequilibrio térmico.

Si estás con el cuerpo caliente, no hay problema si fortuitamente te ves expuesto a un cambio brusco de temperatura si vuelves a entrar en calor después de unos segundos, ya sea regresando al ambiente cálido o abrigándote de pies a cabeza. Pero no debes exponerte al frío nuevamente antes de transcurridos unos 30 minutos. Si vuelves al frío antes de ese tiempo, créeme que te expondrás a resfriarte.

Si el clima es tan cálido que te urgen varios duchazos bien fríos, ten en cuenta que solo será un problema si estás constantemente entrando y saliendo de un ambiente con aire acondicionado frío. Recuerda que después de un choque frío se recomiendan, como mínimo, unos 30 minutos antes del siguiente coque frío. 

Si el clima no es cálido, nunca pises la ducha con los pies fríos. Primero deja correr un poco de agua caliente hasta temperar el piso, luego ingresa. Después puedes usar el agua a la temperatura que quieras. Recuerda: Pies abrigados es la mejor receta.

Usa un pañuelo para cubrir tu boca antes de toser o estornudar. Es una muestra de respeto a los demás. No hacerlo te dará imagen de una persona asquerosa, maleducada o hasta inculta. 

Y no está de más sugerirte que, si el sudor en el rostro te incomoda, no te limpies ante la mirada de tus oyentes ni cuando estés a mitad de una frase. Espera hasta un momento de pausa o hasta que todos estén concentrados en otro asunto. Por ejemplo, señalas a un detalle en la pizarra, y cuando todos tienen la vista en la pizarra, te limpias rápida y discretamente.

Síncope vasovagal

Otro momento en que debes escuchar y obedecer a tu organismo es en caso de sentir el aviso de un síncope vasovagal, ya sea en forma de mareo, desmayo de varios segundos o desmayo total. A veces una ansiedad exagerada pudiera causar la acumulación de sangre en las piernas y desoxigenar el cerebro momentáneamente. 

No corras al baño. Pudieras perder la conciencia en el trayecto, caerte y hacerte mucho daño. Lo mejor es tumbarte en el suelo lo antes posible y alzar las piernas contra una silla o pared, para impedir que la sangre se acumule en las piernas (lo que quieres es que siga fluyendo al cerebro normalmente). Si te ocurriera, lo mejor sería tomar precauciones para la próxima vez. ¿Cómo? 

Algo que pudiera ayudar sería estudiar a fondo y practicar las técnicas de oratoria para cultivar una mejor imagen interior y mejorar tu autovaloración. Eso resulta en una modificación de tu punto de vista acerca del auditorio y acerca de tu propia persona. Al mejorar en oratoria te sentirás fuerte, y al sentirte fuerte, el auditorio dejará de intimidarte, lo que resultará en que la experiencia de exponer en público deje de producirte tanta ansiedad. Si el detonante del síncope es tu ansiedad, eso ayudará. (Para más información sobre Síncope Vasovagal, ve al Glosario).

¿Convulsionas?

Si a causa de una razón médica has sufrido convulsiones de vez en cuando, provocadas por emociones muy intensas, y tu organismo siempre te ha dado señales previas de alerta, ya sea que pierdas o no la conciencia, consulta de antemano con tu médico y toma todas las precauciones. En todo caso, no temas ni te retraigas ni avergüences. Bastará con un poco de proactividad, resiliencia y ataraxia por medio de aceptar y enfrentar tu realidad estoicamente. 


Si llegas temprano, puedes saludar a miembros del auditorio, ganarte su confianza y recabar sus inquietudes, experiencias y anécdotas para tal vez incluirlas en tu discurso. ¡Obsérvalos, sonríeles y estrecha sus manos! Por otro lado, impactarás si llegas justo a tiempo para comenzar.

Si estrechas las manos, hazlo con seguridad, no con mano floja. Si esto es un problema para ti, practica con una persona de confianza hasta lograrlo. Por otro lado, no presiones tanto que incomodes a la otra persona.

Evita andar saludando con un beso. ¿La razón? Existen diferentes razones sociales y/o psicológicas por las que a ciertas personas les resulta repulsivo que alguien roce su rostro o siquiera sus manos si no existe una relación muy estrecha. Además, razones similares pueden motivar el rechazo de algunos observadores. En ningún caso te conviene despertar rechazo. En cambio, te conviene conservar una distancia respetuosa de cortesía y decencia. Ganarás mucho más. 


Asegúrate de entregar al presentador, personalmente y por escrito, tu nombre y todo lo crees que sería prudente mencionar. Esto evitará que te presenten como 'doctor' si eres 'ingeniero', o como 'ingeniero' si eres doctor', o que diga 'Gómez' en vez de 'Robles', o Luis Miguel' en vez de 'José Luis'. Recuerda que la persona que hace la presentación o preside la reunión también puede estar nerviosa o aturdida.


El presidente o maestro de ceremonias es responsable de generar un ambiente positivo. Su misión es motivar al auditorio y dejarlo deseoso de escuchar. Si inicia la reunión apáticamente o con falta de disposición (evidente por una baja potencia de voz, falta de movimiento de las manos, entonación débil o por equivocar el título o el nombre de la persona que expone), generará desánimo y activará un ciclo vicioso negativo que puede hacer fracasar la reunión. Mejor que ser presentado por un maestro de ceremonias o presidente de reunión falto de entusiasmo es que tomes la iniciativa y comiences sin preámbulos.


Si atacas frontalmente una creencia sin tener una razón de peso, u ofendes al auditorio, a uno de sus miembros o a uno de los miembros del panel, podrías ponerlos a la defensiva y echártelos encima. Piénsalo dos veces antes de decir cosas que pudieran ofender a alguien.

Si solicitas o exiges algo, hazlo después de dar una explicación satisfactoria. Nadie hace caso si primero no se le da una razón, motivo o incentivo.

La reacción común del auditorio especialmente al inicio de casi cualquier exposición es de expectativa o escepticismo. Si les das órdenes o solicitas algo sin colocar un fundamento, lo que significa ser dogmático, sería semejante a pedir dinero prestado sin ofrecer garantía de devolución. Expresiones dogmáticas o antagónicas, o solicitar cosas sin dar explicaciones, favorece el fracaso de cualquier solicitud porque, ¿quién hace algo a cambio de nada, sobre todo si se trata de dinero? Si vas a tirarte a una piscina, primero asegúrate de que esté con agua.


Cuando digas algo que suene a reprensión, discierne entre usted o eres (y sus equivalentes). Generalmente es mejor usar el pronombre mayestático "nosotros" ("Esforcémonos por ser más puntuales"). Pero puedes usar libremente usted o eres (y sus equivalentes) cuando felicites o encomies ("Usted es la persona más puntual que conozco").

Las felicitaciones son siempre bienvenidas. Y las reprensiones son más aceptables cuando el que las da se muestra consecuente (Hasta el jefe llega tarde de vez en cuando).


Si respondes o reaccionas con indiferencia, frialdad o aspereza ante la intervención sincera y espontánea de un miembro del grupo, podrías inhibir la cooperación los demás. La mayoría podría pensar que darás un maltrato similar a todos. Solo los masoquistas soportarían con gusto tal proceder. Precisamente, aunque algunas personas que exponen usan la reacción firme como un recurso para repeler un enfrentamiento, por lo general es mejor reaccionar con genuina disposición, porque tu misión es beneficiar al auditorio mediante una comunicación eficaz.

Si tus oyentes tienen muchas preguntas, y les dices "¡Hasta pronto! ¡Lo siento, no tengo más tiempo!", dejarás una estela hirviendo de cólera, decepción y frustración. Si no tienes tiempo, ¿para qué aceptaste dar la conferencia? Suena chueco. Es mejor regalarles todo el tiempo que sea necesario, hasta que nadie tenga más preguntas. Entonces dejarás una estela de placer y desearán volver a estar contigo para hacerte más preguntas. Te marcarán como 'fuera de serie'.


Engañar deliberadamente al auditorio, ocultarle información que tenga derecho a saber, manifestar doble personalidad o ser hipócrita sepultará tu crédito. ¡Es cavar tu propia tumba! Cuando la verdad salga a flote te retirarán todo su apoyo y querrán lincharte. Es muy poco probable que un timador, estafador o calumniador pueda reconstruir su imagen. La reputación de mentiroso es la más difícil de borrar. Sería como querer oír un CD al que alguien hizo ralladuras con un clavo. Por eso, si decides ocultar detalles importantes o falseas la información, debes saber que te arriesgas a sufrir consecuencias de las que ciertamente te vas a arrepentir. Dicen que Cristóbal Colón se arriesgó al llevar dos cuadernos de bitácora durante su famoso primer viaje. Si la tripulación se hubiera enterado, de seguro lo hubiesen arrojado por la borda ipso facto.

Pasar por alto protocolos y normas de seguridad a fin de tratar asuntos oficiales confidenciales sin haber solicitado una autorización especial es un proceder que no queda impune. Y cuanto más elevado el cargo, más drástico el repudio de los observadores.

En 2014, un informe del Consejo Superior de la Judicatura de cierto país reveló que un promedio de 100 abogados mensuales quedaron impedidos de ejercer su profesión de por vida, o recibieron fuertes censuras por graves violaciones a la ética. En 23 años, 388 habían sido excluidos, 8.328 sancionados y 6.853 censurados. ¿Crees que sus auditorios darían crédito a lo que dijeran? 

Para más sobre este asunto, puedes leer una consideración del uso que en este blog doy al concepto de la "desinformación intencional" y la "ignorancia creada con fines egoístas", yendo al "Índex", haciendo clic en "Glosario" y seleccionar "Agnotología". 


Mantén elevado y controlado tu ánimo. Si el auditorio se muestra apático o escéptico, podría afectar adversamente tu desempeño y, con ello, menoscabar el efecto positivo de tu exposición. Por eso, lleva una mochila bien cargada con motivación propia.

Pero no lo eleves tanto el ánimo que parezcas un demente. Abrir los ojos de par en par, vociferar insultos con toda la potencia de tu voz y hacer gestos y ademanes semejantes a un tigre atacando a su presa podría parecerles vigorizante a oyentes dogmáticos, prejuiciosos o fanáticos, pero no a las personas que razonan con lógica.

Etimológicamente, el "entusiasmo" proviene de palabras griegas que significan "inspirado divinamente". Hoy se refiere a la energía y el vigor de alguien que impulsa a otros a pensar y actuar con decisión. Pero hay que mantener el entusiasmo bajo control. Hay un dicho que reza: "Un paso más allá del entusiasmo y se cae en el fanatismo".

¿Y qué es un fanático? El fanatismo consiste en la defensa exageradamente apasionada de una causa, creencia u opinión sin respeto por las creencias u opiniones de los demás. Un orador debe sonar entusiasta, pero nunca fanático, dogmático ni ególatra. Porque es de rigor que entienda y respete las creencias y opiniones de todos, no solo de sus partidarios o de la mayoría.

19. No toques el equipo de sonido

Es un defecto y una mala costumbre salir al frente y forzar la ubicación del micrófono sin que exista una razón de peso. De ser posible, no toques el micrófono ni el equipo de sonido. Manipularlo es responsabilidad del encargado del sonido. Hasta artistas experimentados se han llevado un chasco cuando quisieron acomodar un micrófono o pedestal que parecía estar en buen estado. Si vas a manipular el equipo, familiarízate con él anticipadamente. Algunos oradores que no se han familiarizado de antemano con el equipo de sonido han tratado de impresionar al público exhibiendo una gran confianza en sí mismos, manipulando bruscamente el micrófono (para arriba, abajo, a la derecha o izquierda), solo para llevarse una sorpresa, zafándolo, cayéndosele y causando retroalimentación (un pito ensordecedor). Si te parece que el micrófono está un poco desubicado simplemente habla un poco más fuerte. Si está muy desubicado, deja que sea otra persona la que se percate de ello y lo acomode por ti. En todo caso, si piensas manipularlo, habla de antemano con el encargado del sonido y pídele su opinión.  No es prudente situar el micrófono sobre el atril, puesto que cada vez que el orador toca o golpea el atril, causa un ruido de golpe por los altavoces. Si ese fuera el caso, y reubicarlo estuviera fuera de tu alcance, absténte de golpear el atril.


Apela a la nobleza e inteligencia del auditorio mediante incentivos apropiados y puntos de vista bien organizados, en vez de ofenderlo mediante el uso de términos hirientes. Si un oyente te hiere, jamás le devuelvas el trato con la misma moneda. Puedes valerte de una reacción o respuesta que lo desconcierte, asombre, reubique o retracte, pero nunca con algo que lo ofenda. La ofensa pública es una herida que nunca cierra. Recuerda que tu meta como orador es conciliar, no echártelos encima. ¿Quién podría ser tan tonto de meterse voluntariamente a una jaula llena de leones hambrientos? Porque esa será la reacción que obtendrás si no respetas a tus oyentes.


Califica de satisfactoria tu exposición si logras persuadir a la mayoría. Pero procura en todo momento persuadir a todos. Para ser realistas, aunque tu oratoria sea muy convincente, algunos tal vez reciban tu exposición con desagrado. ¿Causas probables? Celo profesional, envidia, resentimiento, amargura, decepción, ignorancia, prejuicio, desánimo, egoísmo, sospecha infundada, temor, duda o alguna exigencia poco realista. Es difícil, y a veces imposible, satisfacer a todo un auditorio. Lo más probable es que solo llegues a la mayoría, y si así es, ¡excelente! (Me refiero a una mayoría de 80% o más. No creo que, en oratoria, signifique éxito alcanzar una aceptación de 50 + 1. Si hemos de creer en el refrán que dice que "la unión hace la fuerza", eso indicaría que la mitad de tu auditorio está en contra. ¿Sería eso un éxito?)


Esta sugerencia indica que, si tu equilibrio y confianza depende de juntar las manos o esconderlas constantemente, mejor busca un punto de apoyo diferente. Porque si juntas, frotas, aplaudes o escondes las manos a cada rato, o mantienes los antebrazos flexionados permanentemente cuando estás de pie, parecerás un grillo nervioso. Aunque tal vez sientas seguridad, pasas por alto el hecho de que el auditorio podría interpretarlo como un signo de inestabilidad emocional o hasta de falta de aplomo de tu parte, lo cual atentará contra tu imagen y debilitará tus probabilidades de persuadir. Una pose afectada distrae.

Lamentablemente, algunos profesores de oratoria les dicen a sus estudiantes: "Si te sientes nervioso, simplemente junta las manos, sóbalas con ganas, y la tensión se disipará". Y es cierto. Pero al hacerlo, ¿qué comunican al oyente? ¡Tensión! Este se percata de que el orador realmente no se siente cómodo con la situación. Una persona (ya se trate de un actor, orador, locutor o presentador) que constantemente sobe sus manos al estar frente al público, demuestra que se siente incómoda y nerviosa frente a todos.

Juntar mucho las manos te pone en evidencia de que te falta aplomo, y esa tensión se transmite al oyente, quien te devuelve la misma vibración con la mirada y actitud, lo que perpetúa un desagradable ciclo de frustración. Un orador capacitado debe ser un modelo de aplomo y seguridad en sí mismo, no de timidez ni nerviosismo. Oratorianet te enseña a superarte de modo que no necesites juntar las manos para disipar la tensión, sino de procurar soltura y libertad de movimiento mediante la aplicación de ademanes eficaces.

No es necesario mover las manos cada vez que abres la boca. Puedes hacer eso coloquialmente, pero en oratoria tus manos se convierten en instrumentos de comunicación que solo debes usar para describir una imagen o dar énfasis a un concepto que realmente merece enfatizar. No es prudente ni muy inteligente moverlas por gusto ni para describir o poner énfasis a frases que no necesitan ningún énfasis.

Observa en la vida cotidiana cómo se comportan las personas cuando hablan unas con otras, ¿acaso las ves frotando las manos constantemente, o escondiéndolas o moviéndolas a cada rato, o sacudiéndolas frente al rostro del interlocutor? Mira a los actores de las películas de éxito internacional cuando cumplen un papel protagónico. ¿Acaso mantienen constantemente doblados los antebrazos o sobando las manos? No. Normalmente se les ve sueltos, naturales. Además, piensa en esto: si gran parte de tu misión consiste en inspirar confianza y seguridad, ¿cómo lo lograrás si el auditorio ve que constantemente reflejas inseguridad e inestabilidad?

Se justifica que un futbolista junte sus manos con fuerza para proteger sus partes íntimas cuando forma parte de una barrera, cuando se cobra un foul. Pero ¿qué tiene que ver esa postura con la oratoria eficaz?

¡Proyecta seguridad y confianza por medio de relajar tus codos, soltándote con naturalidad! Gesticula solo lo necesario. Porque aunque no tiene nada de incorrecto juntar las manos según lo exigen tus explicaciones, reflejarás falta de aplomo si lo haces impulsivamente, a cada rato. Tal vez evidenciarías que arrastras un problema de confianza y seguridad. 
 
Por eso, si quieres inspirar confianza, olvídate de juntar las manos a cada rato. Te sugiero no hacerlo. Si no lo logras, entonces, confirmado, tienes un problema de inestabilidad emocional en oratoria. Es tiempo de comenzar a mejorar en ese sentido siguiendo las sugerencias que acabo de mencionar.


Titubear a cada rato significa hablar tropezando, dando la impresión de que uno duda o no está seguro de las palabras que usa. Se conoce como "muletilla" y es una señal evidente de falta de afluencia, equilibrio, confianza, seguridad y entusiasmo.

Por eso, evita los estribillos y repeticiones vacías, como "Eeee", "Esteee", "Estooo", "Emmm" y "Ammm", que denotan falta de atención a las habilidades de comunicación (por ejemplo: "Estamos etransmitiendo en vivo las eúltimas noticias de elo que estábamos eviendo hace eunos momentos. Son las eimágenes de ela última noche que estuvo con esus padres al ingresar al erestaurante".)

Es especialmente desagradable si uno tiene la voz muy grave y adolece de la muletilla aaaa o eeee porque suena a eructo. ¡Cuán desagradable sería!

Aun sin tener tartamudez, uno podría caer en la tartamudez de decir cosas como: "Quieroquieroquiero decir quequequeque sesesese trata dededede unununun caso muymuymuy especial".

Otro ejemplo. Aunque suena muy bien decir: "A los niños les gusta jugar con sus padres, ¿verdad?"; sonaría incompetente decir: "A los niños, ¿verdad?, les gusta jugar, ¿verdad?, con sus padres, ¿verdad?", o decir: "A los niños, ¿no?, les gusta jugar con sus padres", porque en el primer caso se estaría solicitando una aprobación de ideas incompletas, y en el segundo, negando un pensamiento que se supone se está expresando en positivo. La muletilla es un serio defecto que se debe corregir y superar a toda costa.

Si preguntas: "¿Verdad?", "¿Cierto?" o ¿No?", hazlo solamente al final de ideas completas que realmente requieran una aprobación del oyente, no como una muletilla. Por ejemplo: "Todos sabemos que debemos asegurarnos de tener a mano todos nuestros documentos cuando salimos de viaje, ¿no es cierto?". Un profesional de la palabra no diría: "Todos sabemos, ¿no es cierto? que debemos asegurarnos, ¿no es cierto? de tener a mano todos nuestros documentos cuando salimos de viaje, ¿no es cierto?".

Es aún más desagradable decir "¿no cierto?", negación de "cierto". Porque sería como decir: "no verdadero", que significa "falso", una incorrección aún más notable. Especialmente terrible si la insertamos en medio de una idea que tiene sentido positivo, porque podría desviar el entendimiento hacia una conclución negativa. Por ejemplo:

"Es algo que todos queremos, ¿no?, hacer lo que es correcto", que suena igual que: "Es algo que todos queremos no hacer lo que es correcto".

"En estos casos, ¿no?, se supone que debemos estar de acuerdo."
"En estos casos, no se supone que debemos estar de acuerdo."

El peligro de usar estas muletillas perniciosas radica en que al principio van acompañadas de un tono distintivo: Por ejemplo, un largo "esteeee" denota inseguridad, titubeo, pausa o duda, y un "¿no?" (apócope de "¿no es cierto?") va acompañado de un tono de pregunta o interrogación, buscando la aprobación del oyente.  Sin embargo, con la costumbre, poco a poco se va dejando de lado la distinción y simplemente se adopta como parte de un malsano hábito lingüístico, un sonsonete. De esa manera, "Esteeee" deja de tener un tono de duda, incorporándose simplemente como "e". Y "¿no?" deja el tono de pregunta, incorporándose como un simple "no". Veamos.

"Esperamos que el gobierno -e no- sea consecuente en ese asunto", "Claro, -e no- quisiéramos saber si se llegó al fondo del asunto", "Estuve pensando -e no- hacer la denuncia", que el oyente percibe erradamente como "Esperamos que el gobierno no sea consecuente en ese asunto", "Claro, no quisiéramos saber si se llegó al fondo del asunto", "Estuve pensando en no hacer la denuncia", que en realidad se han convertido en negación de las afirmaciones que realmente se hicieron.

Usualmente se entiende que la comunicación es un circuito que va del emisor al receptor, y luego de vuelta al emisor. Pero ese es un entendimiento incompleto y errado que promueve mucha confusión y malentendidos. La comunicación no se da realmente sino hasta que el emisor recibe una clara indicación de que el mensaje fue entendido. Solo entonces se cierra el circuito y se puede continuar con un ciclo.

Es muy probable que un oyente educado perciba la inserción de la absurda muletilla -eeee ¿no?-, como en: "Estuve pensando -e no- hacer la denuncia", obviándola y captando el mensaje real. Pero no que un oyente incauto, o que no habla ni entiende bien el idioma, lo procese correctamente. S simplemente oye: "Estuve pensando en no hacer la denuncia".

Aunque las diferencias son sutiles, en cualquier caso se estaría promoviendo una confusión, un corto circuito, un impase en los procesos del entendimiento. Y esto es especialmente grave si procede de un egresado de la facultad de ciencias de la comunicación o de una escuela de periodismo, del mismo modo como un egresado de la facultad de ingeniería no debería promover un caos.

Otro tipo de muletilla muy común pero que no tiene nada que ver con las palabras, es lo que llamo la muletilla de aire o de grandes aspiraciones. Cierta persona anunciaba con grandes aspiraciones sus cursos de oratoria diciendo: "Yo te vuadar, mi amigo, | te vuadar toas las claves, | toos los secretos, | toos los secretos pa que pueas hablar convincentemente, | pa que pueas librarte de la timiez, | del mieo | y de toa esa cosa que te da una mala imagen. | Pa que pueas hablar en público, impesionar y convecer...".

Por grandes aspiraciones, no me refiero a las grandes aspiraciones de conseguir algo en la vida, sino a las tremendas aspiraciones, jadeos o bocanadas de aire que esa persona tomaba donde marqué con | . Son muletillas de aire porque ocurren cuando se aspira desesperadamente entre frase y frase.

¿Cómo superarlo? Si descubres que adoleces de cualesquiera de estas muletillas, o si alguien lo llama a tu atención, ten presente que no se trata de una pajita en el ojo, sino de una enorme viga que deslustra tu imagen y reputación. Podrás superarlo tomando conciencia de tu manera de expresarte, reconociendo con hidalguía que necesitas ayuda, y pidiendo a un amigo de confianza que te haga una señal discreta cada vez que incurras en el error. La señal más sencilla es que, cuando estén solos, la persona repita en voz alta la muletilla tan pronto como la oiga. Otra manera sería grabando todo tu discurso y después contando cuántas veces repetiste "¿no?", "esteeee", "¿no cierto?" o cualquier otra muletilla. Eso ayudará a tomar conciencia del problema y darle solución.


Recuerda que todos están comprometidos con la exposición. Hacer un repaso de algo que se entendió mal, o a medias, sería tan improductivo como derramar un vaso de agua en el mar. Una exposición, por brillante que sea, tendrá éxito solo si el auditorio también hace su parte. Ni siquiera el auditorio más culto del mundo sacará provecho si manifiestas escasa habilidad para impartir instrucción. Será del todo derrota para ti si comienzas a echar la culpa a tus oyentes por entender mal. Porque si entendieron mal, fue porque tú explicaste mal. De modo que, tanto tú como el auditorio hacen bien al involucrase en la exposición: Tú, por medio de dejarte entender, y el auditorio por concentrarse y sintonizar con la explicación.


Atar cabos significa relacionar varias cosas de manera que tengan un sentido. Pregúntate: "¿Es realmente obvio?" Aunque muchas cosas son tan obvias para alguien, como la necesidad de alimentarse, ¿qué te hace suponer que el auditorio entenderá todo lo que para ti suena evidente? Si piensas que algo es tan obvio que lo das por sentado, podrías llevarte más de una sorpresa. Solo puedes dar algo por sentado cuando tienes la seguridad de que todos captaron el punto o hicieron lo que era obvio hacer.

Si la persona que expone se felicita a sí misma, diciendo: "Muy bien, pasemos a otro punto", creyendo que le entendieron correctamente, podría estar edificando sobre arena. Por eso, habla específicamente y con toda claridad al tocar la mayoría de los diferentes aspectos de tu exposición. Sondea sobre la marcha el entendimiento del auditorio con preguntas breves y pertinentes. Por ejemplo: "A ver, ¿qué han entendido? Ustedes explíquenmelo". Asegúrate de que estén entendiendo correctamente.

¿Y si olvidas decir algo? El manual de Toastmasters, una de las instituciones más conocidas para la práctica del arte de exponer en reuniones, recuerda a sus miembros que muchas veces, cuando vayan de regreso a casa después de un discurso, tal vez recuerden que olvidaron decir algo. De modo que siempre debes permitir un margen de error. No somos perfectos. Tendemos a olvidar algunas cosas. Por eso, en tu bosquejo debes anotar aquellas cosas que no debes olvidar decir... y reconocer que aún así podrías olvidarte de algo. Así es la vida. Solo haz tu mejor esfuerzo.


Indaga, posteriormente y a grandes rasgos, cómo reaccionó el auditorio ante la exposición, para hacer ajustes pertinentes. Toda repetición fortalece la memorización de una idea. Por ejemplo, un repaso llevado a cabo inmediatamente de la explicación de los puntos principales puede lograr aproximadamente entre 80% y 100% de retención en los días siguientes; si el repaso se lleva a cabo después de un día, tal vez se recuerde solo el 50% dentro de los primeros quince días; y es digno de nota que, si se efectúan unos cinco repasos antes de transcurridas unas 8 horas después de la exposición, el promedio de retención puede aumentar significativamente. Por otro lado, en lo que respecta al arte de instruir a otros, la persona que expone es más responsable que el auditorio. El éxito dependerá en gran manera de la claridad de su enseñanza. Si afirman que te entienden, pregúntate: "¿Es porque me dejé entender, o a que se esforzaron genuinamente por atar cabos, relacionar los conceptos y discernir el punto de vista correcto?".

Lógicamente, pudiera darse el caso de que no necesites indagar mucho, sino que tus oyentes tal vez te aborden espontáneamente después del discurso para tener una comunicación más estrecha contigo y expresarte su parecer, su opinión, sus comentarios, sus felicitaciones o sugerencias. Algunos quizá lo hagan con tacto, otros, sin la menor contemplación. En todo caso, tu reacción siempre debe ser: "Gracias. Lo tendré en cuenta."

Opinión inmediata

En algunos casos, conviene pedir inmediatamente, después de terminado el discurso, una opinión entre los oyentes respecto a tu exposición y desempeño porque arrojará luz sobre tu arte de instruir. Pero ten en cuenta solo las respuestas de quienes asistieron puntualmente de comienzo a fin (porque son los que tienen una visión completa de toda la exposición). Sugiero hacer preguntas breves y específicas como, por ejemplo:

  • ¿Entendió fácilmente la exposición? (CLARIDAD)
  • ¿Cree que los puntos de vista que se presentaron fueron de valor práctico? (UTILIDAD)
  • ¿Le parecieron novedosos los enfoques recibidos?  (FRESCURA)
  • ¿Qué punto importante recuerda de la exposición?  (IMPACTO)
  • ¿Cree que hubo suficiente contacto con el auditorio?  (CONTACTO)
  • ¿Cree que la gente salió motivada? (ESTÍMULO)
  • ¿Escuchó la voz sin dificultad? (VOLUMEN)
  • ¿Le causó buena impresión la organización de la reunión? (ORGANIZACIÓN)
  • ¿Le pareció aburrida? (ENTRETENIMIENTO)
  • ¿Alguna pregunta o comentario? (LO QUE FALTÓ O LO QUE PUEDES INCLUIR EN EL FUTURO)

Algunas organizaciones prefieren aconsejar a sus ejecutivos respecto a su oratoria tan pronto como termina la conferencia. Tal vez uno o dos miembros prominentes lo llamen aparte y le digan lo bueno y lo malo que hizo, para que refuerce lo bueno y corrija lo malo en su siguiente oportunidad. Esto pudiera ser devastador cuando te has esforzado al máximo por hacerlo bien. Lamentablemente algunos no saben esperar para dar el consejo en un momento más distendido. Sienten la necesidad de declarar los defectos tan pronto como sea posible. No lo recomiendo, porque no tiene a estimular positivamente, sino a herir el amor propio. ¿Acaso ellos no comenten errores también, y acaso no les gustaría que se los mencionaran cortésmente en un momento más distendido? Pero así son las cosas. A veces el mundo no muestra misericordia. Tienes que estar en todas, hasta para recibir el hacha la crítica de tus superiores cuando lo que más necesitabas era el bálsamo de unas cariñosas felicitaciones. "Cuando tengas que tragarte un sapo, no lo mires mucho". Pasa la página y sigue adelante.

Opinión posterior

Esta sirve para examinar la eficacia de tu enseñanza. Te sugiero hacerla después de un día, que es cuando se pone al descubierto el nivel de recordación. Comúnmente las consultas llevadas a cabo inmediatamente después de una exposición solo fijan conceptos a modo de repaso; en cambio, las que se llevan a cabo más tarde en la semana analizan la fuerza y profundidad del impacto. Porque así como los maestros pueden evaluar la eficacia del aprendizaje de sus alumnos, una encuesta entre estos pueden ayudar a observar la eficacia de la enseñanza del maestro. Ambas evaluaciones (inmediatas y posteriores) pueden cotejarse para mejorar, tanto la calidad de tu comunicación como la de quienes te escuchan.


Si la exposición se llevará a cabo muy lejos, toma tus precauciones. Analiza cuidadosamente el clima, itinerario, contactos, pasajes, bolsa de viaje y recursos para emergencias. Porque, por ejemplo, si te roban o pierdes los boletos de avión, la verás cuadrada.

Ordena tu equipaje meticulosamente. Sería imprudente ordenar tus cosas de cualquier manera. Es mejor hacerlo minuciosamente, pensando en lo esencial. Confecciona una lista detallada de lo que llevarás en la maleta y/o maletín. Incluye lo que llevarás a mano (anteojos, monedero, documentos [pasaporte, pasajes, boletos de viaje], contacto, reloj, peine, calculadora, teléfono). Anota todo en el orden preciso en que guardarás estas cosas (ropa, equipo de aseo, material de trabajo) y conserva la lista (repetirás los pasos al empacar de regreso o continuar viajando). Sin una lista podrías olvidar una prenda en la lavandería del hotel.

Desventajas de los aviones pequeños. Si tienes que hacer un viaje corto en un avión pequeño, jamás subestimes las limitaciones de los aviones pequeños. Aunque corto, el viaje pudiera parecer larguísimo si tu vegija está a punto de reventar. Toma tus precauciones. Si tienes dudas respecto a tu continencia, te sugiero ponerte un pañal para adultos en el aeropuerto antes de partir. Te tranquilizará saber que no querrás tirarte en paracaídas sobre las montañas. Allá arriba nadie juega con una vejiga hinchada.

Lleva una bolsa de viaje. Se llama bolsa de viaje al dinero que llevas encima para gastar. A menos que corras con los gastos de viaje, exige por lo menos un adelanto de honorarios. ¿Confías en que te pagarán al llegar? Asegura tu estadía de la misma manera como un bombero aseguraría su escalera antes de subir a apagar un incendio. El adelanto es una exhibición de seriedad y confianza de parte del organizador. Hay aeropuertos que exigen cierta suma de dinero mínima para consentir el ingreso al país. Averígualo en el consulado.

Pon en lugar seguro los boletos de viaje. Decide dónde los colocarás y manténlos en el mismo lugar. Si se te traspapelan, podrías perder el ómnibus, tren, barco o avión. Ten presente que las compañías reembolsan los pasajes solo cuando el descuido es de ellas. Esta advertencia es especialmente importante si visitas varios lugares, pues se trataría de varios boletos. Y, sobre todo, cultiva la costumbre de adelantarte a la hora de partida. Es mejor perder tiempo en la estación que en cualquier otro lugar fuera de esta.

No seas confiado. Desconocidos aprovechan la ansiedad del pasajero para presionarlo a decidirse. Tal vez debas pensarlo dos veces. Tómate tu tiempo y escoge tú, no dejes que te escojan a ti. No es saludable desconfiar de todo el mundo, pero lamentablemente, no todo el mundo es sincero ni bienintencionado. Es mejor definir algunas cosas antes de salir de casa. Las salas de partida y llegada son los lugares preferidos de gente inescrupulosa para captar víctimas entre los incautos. No confíes en todo lo que te digan, pidan u ofrezcan. Si no tienes un contacto preestablecido, tómate tu tiempo decidiéndote por el transporte.

Prepara un itinerario. Es la ruta que seguirás al presentar tus exposiciones. Prepara un horario que incluya períodos razonables de descanso y aseo. La limpieza y el orden reflejan tu sentido de responsabilidad. Si una persona limpia y ordenada se presenta sucia y agotada, puede perder fuerza para motivar, porque siente que proyecta una imagen irresponsable. Cuánto más si se trata de exponer en muchos lugares en poco tiempo.

Asegúrate de tener un buen contacto en cada ciudad. ¿Con quién vas a comunicarte al llegar al lugar? Si tienes el dato, te librarás de muchos problemas. Lleva contigo el nombre, teléfono, dirección y horario de atención de la persona.

Haz provisión para emergencias. Esta es la razón más importante para solicitar un adelanto del pago y tener ek respaldo y la seguridad de un buen contacto. Hay quienes se aseguran de llevar consigo un teléfono celular de largo alcance y una tarjeta de crédito. Son recursos muy apropiados en una emergencia.

Lleva una copia extra de tus diapositivas o discos. Si utilizarás multimedia, lleva dos reproducciones y guárdalas en lugares diferentes; si se te pierde una, la otra estará segura. Además, existe una probabilidad de que tu equipo portátil se dañe durante el viaje. Una copia puede ser tu salvación.

Lleva un cargador o una carga extra para tu control remoto. Si utilizarás un control remoto para usarlo con diapositivas sería una desgracia si se te terminara la energía a mitad de conferencia y no hubiera un repuesto compatible con tu equipo. 

Verifica la configuración multimedia. Lo que prepares y diseñes en una computadora sirve con la configuración de dicha computadora. Si proyectas tus diapositivas con otro equipo, tienes que verificar su configuración.

Averigua cómo está el clima. La condición atmosférica (frío, calor, humedad, sequedad) de las diferentes zonas que recorrerás afecta tu desempeño. Lleva contigo estrictamente lo necesario, aunque visites zonas muy diferentes. Si el clima es muy frío, respira por la nariz o cúbrete tan pronto como salgas del avión u ómnibus, porque si respiras por la boca, podrías enronquecer o agriparte. Aclimátate poco a poco pidiendo sugerencias a tu contacto.

Ten cuidado con la altitud. Es diferente exponer en zonas de gran altitud y al nivel del mar. Puedes llevarte más de una sorpresa. Respeta las sugerencias de tu contacto en cuanto a cómo, cuánto y dónde descansar; y en cuanto a qué, cuánto y dónde comer; o si sería prudente darte un baño muy frío o muy caliente. Sopesa el consejo y toma una decisión sensata. Probablemente otros oradores sufrieron algún malestar por el cambio de clima.

Lleva un traje de baño. Si te agrada el agua, lleva un traje de baño. Mejor es que te sobre a que le falte. Por ejemplo, si hay piscina en el hotel y el clima es ideal, te provoca bañarte y tu horario y salud lo permiten, ¿qué esperas? ¡La piscina la hicieron para ti! Sonríe y date un buen chapuzón (lo mismo que decir de un yacusi), y deja que los tímidos se queden con las ganas. Si es posible, lleva dos o tres, en caso de que quieras incluir a algunos invitados. ¡Les explotará el cerebro de emoción! Te aseguro que jamás pensaron en darse un chapuzón en tu hotel. Pero nunca invites un trago en la piscina si no tienes idea de cuánto costará.

Consulta guías de viaje. Para viajar, siempre es conveniente consultar páginas que guían al viajero, como por ejemplo: www. airguideonline.com


¿Te convendría firmar un contrato? Depende. Recuerda que las partes que intervienen en un contrato, cualquiera que sea, solo pueden exigirse mutuamente aquello que está explícitamente redactado y firmado. Si faltan firmas o detalles, ¿tendrías derecho de quejarte por algún revés? ¿Tendría derecho de quejarse tu contratante? Toma tus precauciones respecto a cualquier acuerdo formal. En caso de que resulte en una estafa o malentendido, ¿te consolará llorar? A los jueces no les interesa que les digas: "Yo no sabía". Simplemente te dirán: "El desconocimiento de la Ley no exime a uno de su cumplimiento". Ellos exigen documentos y se basan en ellos. Por eso tienes derecho de poner por escrito todos los detalles que te parezcan necesarios e imprescindibles. Y antes de partir de viaje, deja a buen recaudo una copia de cualquier contrato que hayas realizado por escrito.

Por otro lado, aunque no firmes un contrato, queda implícito que respetarás la política del organizador respecto al evento. Por ejemplo, supongamos que el organizador te había advertido lo siguiente:

  •     Sírvase no estacionar su automóvil exactamente frente a la puerta del auditorio. Es una ordenanza de Defensa Civil. Evítenos la multa.
  •     Sírvase utilizar solamente dispositivas que cuenten con la aprobación de nuestra institución, la cual verificará previamente 1) que no se incluyan gráficos ni fotografías de contenido no aprobado por la política de la institución y que 2) se respete el copyright de cualquier material incluido.
  •     Sírvase no apagar completamente todas las luces del auditorio durante la exposición de diapositivas o películas de instrucción, a fin de que los asistentes puedan tomar apuntes de los puntos sobresalientes de la conferencia.
  •     Sírvase no entablar un diálogo con el público, sino dejarlo para la sesión de la tarde en que se dispondrá de una sesión especial con los oradores para preguntas y respuestas.
  •     Sírvase atenerse estrictamente al tiempo que se le ha concedido para exponer su tema, a fin de no perjudicar el tiempo de los demás oradores que tienen parte en el programa.
En tal caso, no sería ético que estacionaras tu automóvil en la puerta, presentaras diapositivas no aprobadas por la institución, que ordenaras apagar las luces, que dialogaras con el auditorio y te pasaras de tiempo. Porque aunque tu discurso resultara impactante desde el punto de vista de la oratoria, te daría imagen de incompetente como conferenciante a los ojos del organizador, por haber pisoteado todos los arreglos. Tu reputación y la de la organización que representas son más importantes que cualquier impulso personal por sobresalir. Por eso, te sugiero controlar tu actitud y atenerte a los arreglos o pedir autorización antes de hacer excepciones.


Desconfía de los acuerdos de palabra. Aunque los acuerdos de palabra pudieran parecer muy confiables, según sea el prestigio y las referencias del organizador, así como las recomendaciones de la persona que expone, usualmente implican un riesgo para ambas partes, porque llegado el momento una de las partes podría olvidar un detalle importante y no querer cumplirlo.

Por otro lado, si poner por escrito y firmar un acuerdo es una muestra de confianza, rehusarse rotundamente a firmar podría indicar lo contrario. Fácilmente podrían quedar muchas cosas en el aire y a la interpretación de las partes, o darse por sentado asuntos que después se olvidaran por completo. Pudiera surgir un desacuerdo, una diferencia de opinión o cierta exigencia de última hora, y el resultado podría quebrantar la paz y la amistad.

Ya sea firmar un contrato o confiar en una promesa verbal, es una decisión que ambas partes toman y asumen individualmente. Solo debes tener en cuenta que una simple promesa no es un contrato, porque un contrato es un acuerdo cuyo cumplimiento puede obligarse por la vía legal. No obstante, aunque reconozcamos sinceramente que existen promesas que a veces resultan más confiables que un contrato, siempre es mejor ponerlo por escrito.

Sea como sea, de todos modos es de entera responsabilidad de ambos confiar o desconfiar, firmar o no firmar, prometer o no prometer, cumplir o no cumplir, demandarse mutuamente u olvidarlo todo.

Aunque las leyes varían según cada país, ten presente que, aparte de la fecha, el lugar, las generales de ley (nombre completo, documento de identidad y domicilio exacto) y las firmas de ambas partes, para que un contrato tenga validez, sus cláusulas por lo común deben contener y/o explicar detalladamente tres elementos básicos: 1) Una de las partes ofrece algo a la otra. 2) Ambas partes lo aceptan y están plenamente de acuerdo con cada detalle. 3) Y ambas partes deben aportar algo, como, por ejemplo, dinero o una promesa de hacer o dejar de hacer algo en particular. Por su puesto, no debería faltar una cláusula que indique qué harán en caso de cambiar de opinión o de ocurrir una controversia respecto a su celebración, interpretación y/o cumplimiento.

Dependiendo de la importancia y seriedad de los acuerdos, en algunos casos conviene pedir una opinión a un abogado experimentado, de preferencia alguien ajeno a la otra parte, o que al consultarle no sepa de quién se trata. De esta manera, su comentario resultará imparcial.


Ten mucho cuidado con lo que firmas. Cartas, propuestas, solicitudes o papeles firmados y fechados se convierten automáticamente en documentos legales que pueden ser utilizados en un juicio. Nunca firmes nada a prisa, sin examinar bien el contenido. No te dejes presionar por nadie que te apremie. No firmes NADA sino no tienes la completa seguridad de lo que estás haciendo.

Semejante a firmar un documento es enviar un correo electrónico, un mensaje de texto o hacer una llamada telefónica. Porque un juez podría solicitar una copia de todo. Peor si hubo cámaras ocultas que estuvieron filmando todo. Es como si hubieras firmado un documento.

Familiarízate bien con los requisitos básicos de un contrato. Si le falta un requisito básico, podrías lamentar haberlo firmado.

JAMÁS firmes algo si tienes la menor duda.


Fija tus honorarios con claridad. Parafraseando a sir Robert Walpole, del siglo XVIII: 'Toda persona tiene su precio', podríamos decir que unos trabajan para sí mismos, organizando exposiciones por su cuenta, y otros, para alguna compañía. Los honorarios de las personas que exponen varían enormemente. Hay quienes lo hacen por trabajo (algunos cobran miles por actuación), mientras que otros lo hacen ad honorem u otras razones. Aún otros cobran por persona, por hora o por contrato a plazo forzoso (antes de firmar un contrato te convendría consultar con un amigo abogado). Por otro lado, ten en cuenta que aunque pueda sonar ridículo cobrar $2.00 por persona, no lo es si se trata de un estadio repleto. Además, podrías vender tus artículos.


Ten presente que aunque expongas esporádicamente, tienes la obligación moral y legal de firmar un recibo contra la entrega de cualquier monto de dinero por tus servicios. Y si decides dedicarte a exponer, consulta en el registro de contribuyentes o con un amigo contador acerca de tu nueva ocupación y tu responsabilidad ante el fisco.

Con la oficina de impuestos no juegues. Te sacará hasta los ojos y no sentirá ninguna compasión por ti ni por tu familia ni por tu futuro. Le encanta responder: "El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento". Aunque el cliente no te exija un recibo, ¿te exige la ley hacer uno y conservarlo? ¿Piensas declararlo a fin de mes? ¿Averiguaste si hay excepciones en tu caso particular? Informarte será mejor que lamentarlo. La oficina de impuestos no es una mamá comprensiva y misericordiosa.


Calcula tus probabilidades en todo sentido. Recuerda que de todas las reglas y advertencias que te pueda dar, esta es la más importante: ¡Prepárate! Es decir, hasta donde te sea posible, calcula tus probabilidades, ventajas y desventajas: Compromisos, márgenes de error, riesgos y todo cuanto pueda afectar el éxito de tu exposición, sobre todo si viajarás al extranjero, donde no tienes el apoyo de los tuyos.


No lo digo sarcásticamente ni es mi intención fastidiarte la paciencia con este tema. Pero alguien tenía que decírtelo alguna vez.

Ninguna probabilidad ni precaución debería merecer tanto tu atención como la relacionada con un fallecimiento, sobre todo si podría tomar a todos por sorpresa, como por ejemplo, un infarto, una embolia o un accidente mortal. Es una realidad que se presenta a cada rato en las noticias.

En el caso de familias cuyos miembros vivieron por mucho tiempo separados, y peor aún, cuando dicha separación estuvo marcada por malentendidos, chismes, calumnias o cualquier otra manifestación de disgusto, se añaden una multitud de problemas, dificultades y rencillas al fallecer alguien de quienes todos ellos descienden. Un testamento facilita muchísimo las cosas a tus seres amados.

Pero hacer un testamento no consiste en simplemente escribir tu voluntad en trozo de papel y guardarlo en un cajón. Para que el documento tenga validez debe contener la firma y sello de un notario colegiado y la de un mínimo de tres testigos.

Si tienes restricciones o problemas médicos serios, o vas a realizar un viaje peligroso que pudiera implicar riesgo de muerte, y estás consciente de que posees propiedades que podrían terminar en un extenuante y penoso litigio entre tus descendientes, no lo pienses mucho y visita a un notario antes de continuar con tus planes. Porque no sabes lo que será tu vida mañana.


Hay ciertas palabras que transmiten más que un simple significado. Las usamos a menudo e indiscriminadamente. Pero afectan la manera como las personas se perciben a sí mismas y cómo se identifican y tratan una con otras.

Algunas tienen que ver con la autoestima y el desarrollo de la personalidad y el carácter, y otras, con el enfrentamiento y las discusiones. Son muy fáciles de reconocer y, por tanto, fáciles de controlar si se les presta un poco de atención.

Lamentablemente, su mal uso puede generar muchos obstáculos en la comunicación, sobre todo si se usan en oratoria.

Por lo tanto, presta atención y procura discernir su importancia y trascendencia en tu vida y la de los demás.
Se trata de ser y estar en todas sus conjugaciones, y de pero y sus variantes.

SER

En el habla cotidiana usamos mucho el verbo ser para referirnos a la manera como percibimos la naturaleza, valor, precio o estimación de las personas, incluso su modo de vivir. Indica permanencia, algo que la persona es en esencia.

Fácilmente decimos eres un ingrato, eres alegre, eres muy lento, eres terco, eres inteligente, eres un rebelde, eres un fastidio, eres un gran apoyo, eres una persona excepcional, etc. O somos impuntuales, somos renegados, somos unidos, somos un equipo, somos la última rueda del coche, etc. Y reprendemos mucho diciendo no seas tonto, no seas crédulo, no seas resentido, no seas egoísta, no seas malo, no seas idiota o simplemente no seas. O no seamos tontos, no seamos tan crédulos, no seamos presa fácil, no seamos...

Cuando decimos eres, calificamos a una persona según como percibimos su esencia, naturaleza, valor, precio o estimación, incluso su modo de vivir. En pocas palabras, lo que ella significa para nosotros. Estamos etiquetándola, y allí radica el peligro.

No pongas etiquetas inconvenientes

Cuando decimos no seas, estamos implicando que lo es y que le estamos pidiendo que deje de serlo.  De modo que también estamos etiquetándola. "No seas burro" significa "deja de ser burro", o sea, desde mi punto de vista, eres un burro. Si decimos: "No seas tonto", en realidad estamos diciendo: "Deja de ser un tonto, porque eres un tonto".

Más grave aún es cuando se refiere a algo que nadie puede cambiar. Por ejemplo, el lugar donde nacimos, la escuela donde estudiamos y cualquier cosa que esté en el pasado y que no se pueda cambiar ni rehacer. Uno puede arrepentirse sinceramente de haber obrado mal. Pero ya obró mal. No puede modificar el pasado. Si se lo echamos en cara, solo removerá la herida o caldeará los ánimos. No hará ningún bien. No hay ventaja en el rencor.

Tal etiqueta, ya sea constructiva o destructiva, representa la manera como percibimos a la persona, y esta recibe un estímulo constructivo o destructivo según sea el contenido y la forma como lo tome.

A veces no se necesitan palabras. Hay actitudes que hieren como un puñal. Basta un gesto, una mirada, una postura, un suspiro o lamento para que la persona se dé por enterada.

De esa manera, el concepto eres, en todas sus formas, se convierte en un arma de doble filo. Puede contribuir a la paz o a la ruptura de la paz, a llevarnos bien o mal, a iniciar una buena relación o echarla a perder desde el primer momento. Puede mover a acción a un auditorio, o inmovilizarlo. Puede ponerlos de nuestra parte o de parte de nuestros oponentes.

Como verás, eres, no eres, no seas, somos, no somos, no seamos, soy, no soy, no creo ser y todas sus conjugaciones son armas de doble filo. Si las decimos imprudentemente podemos ofender fácilmente a una persona o a un grupo de personas.

¿Cómo crees que percibe alguien que oiga decir: "Tenemos que salir del subdesarrollo", "Debemos convertirnos en un país progresista", "Quiero que mi país sea un país próspero"? ¡En realidad, se les está diciendo: "Subdesarrollados", "Estancados" y "Miserables" o lo que es igual: "Dejen de ser subdesarrollados [estancados o miserables]". El efecto será contrario al que se desea. Decir: "Yo he venido para que sean mejores personas" es lo mismo que insultarlos.

Por tanto, ten muchísimo cuidado en tus discursos cuando uses el verbo ser y sus conjugaciones.

ESTAR

También usamos mucho el verbo estar en el habla cotidiana, pero para referirnos a la manera como percibimos el estado en que se encuentra la persona, en cuanto a si permanece o no en un lugar, situación, actitud, condición u oficio, o si está llevando a cabo cierta acción o siguiendo un proceso o método.

A diferencia de ser, eres, son y somos, no tiene nada que ver con la esencia, naturaleza, valor, precio ni estimación de la persona, ni con su modo de vivir. No indica permanencia, sino temporalidad. Se refiere a algo pasajero, momentáneo y circunstancial, algo que puede modificarse, actualizarse, variar, cambiar.

En vez de decir "eres un ingrato", decimos "no te mostraste agradecido"; en vez de "eres alegre", decimos "estás alegre"; en vez decir "eres muy lento", decimos: "demoras mucho"; en vez de decir "eres terco", decimos "estás actuando tercamente"; en vez de "eres inteligente", decimos "Tienes una gran inteligencia"; en vez de decir "eres un rebelde", decimos "estás rebelándote"; en vez de decir "eres un fastidio", decimos; "Estás fastidiando".

Cuando usamos discretamente el verbo estar y sus conjugaciones (estás, estoy y estamos) no calificamos a la persona según como percibimos lo que es, sino según lo que está haciendo en ese momento. En pocas palabras, lo que hace, no lo que significa para nosotros. No estamos etiquetándola. Es el secreto para no herirla ni provocar innecesariamente una ruptura en el contacto de corazón a corazón.

Cuando se trate de algo negativo que quisiéramos modificar, no usemos ser, sino estar. Es la mejor maner de suavizar una reprensión.

Y cuando decimos no hagas eso, estamos reprendiéndola, es cierto, pero no implicando que es o asá ni y le estamos pidiéndole que deje de ser como es. Solo estamos pidiéndole que haga o deje de hacer algo. Estamos fijándonos en el estado en que se encuentra, en cuanto a si permanece o no en un lugar, situación, actitud, condición u oficio, en la acción, proceso o método que está usando.

De modo que no estamos etiquetándola. En vez de decirle "no seas burro" o "no seas tonto", le diremos "permíteme enfocarlo de esta otra manera", procurando dejarnos entender mejor o ayudar a la persona a mejorar. En realidad, no hay burros, sino gente mal criada, mal educada, mal dirigida, mal liderada, mal gobernada. Casi toda persona puede ser eficiente con dirección diestra.

Usar el verbo estar te protege de mucho mal en lo que a relaciones humanas se refiere. Porque no pones etiquetas negativas a nadie.

¿Significa que no debemos usar el verbo ser? No dije eso. Dije que hay que usarlo con precaución, tomando conciencia de su uso, pensando en las consecuencias de la manera como la persona lo percibe. Si repetimos e un niño: "Eres un rebelde [terco, obeso, flaco, mentiroso, feo, bonito, campeón, inteligente]", afectaremos su desarrollo debido a la manera como se verá a sí mismo reflejado en tal etiqueta. Que no nos extrañe que cada vez se muestre más rebelde, terco, obeso, flaco, mentiroso, feo, bonito, campeón o inteligente.

Claro, también se puede usar de manera destructiva el verbo estar si de tanta repetición la persona lo percibe como ser. Si constantemente repetimos "siempre llegas tarde", ¡siempre llegará tarde, porque cree que es impuntual! Si repetimos "nunca me llevas a ninguna parte", ¡nunca te llevarán a ninguna parte! Porque estás reforzando la actitud inadecuada. A fuerza de repetición, lo que se supone que solo es un estado, se convierte en una creencia. No sirve.

Igualmente, bastan constantes gestos, miradas, posturas, suspiros o lamentos para que la persona se dé por enterada nuestra percepción de su ineficacia e ineptitud, lo cual, con el tiempo, podría traducirse en soy un fracaso [inepto, incompetente, inútil], echando a perder la productividad, la unidad, la cooperación, la felicidad.

De esa manera la palabra estás, aunque más eficiente en todas sus formas, también podría convertirse en un arma de doble filo. Puede contribuir a la paz o a la ruptura de la paz, a llevarnos bien o mal, a iniciar una buena relación o echarla a perder con el uso constante en sentido negativo. Puede inmovilizar al auditorio y ponerlo en nuestra contra, incluso favorecer a nuestros oponentes.

¿Cómo crees que percibe alguien que oiga decir: "Estamos estancados en el subdesarrollo", "Debemos tener una actitud más progresista", "Quiero que todos prosperen y salgan de la pobreza"? ¡En realidad no hay diferencia de usar mal el verbo ser. Se les está diciendo: "Subdesarrollados", "Estancados" y "Miserables". Decirles: "Yo quiero que ustedes sean mejores personas" sería semejante a decirles: "Yo soy mejor que todos", lo cual sería devastador. Es una bufonada.

Por tanto, ten muchísimo cuidado en tus discursos cuando uses el verbo ser y estar. No es que no debas usarlos, sino que debes usarlos con mesura y prudencia, pensando siempre en el efecto general y las consecuencias que tendrá en tus oyentes.

PERO

A menudo usamos pero cuando queremos contraponer un concepto a otro ("Estoy de acuerdo con eso, pero no con lo otro"), o para ampliar uno anterior ("Estoy de acuerdo con eso, pero si añadimos esto quedará mejor"). También para prevenir a alguien de algún error, peligro, riesgo o fracaso ("Hazlo, pero te advierto que te irá mal"). Y también solemos usar sin embargo y no obstante en vez de pero con las mismas intenciones.

La inconveniencia de usar indiscrimidamente la palabra pero y sus variantes sin embargo y no obstante radica en que, en los tres casos mencionados arriba se indica un desacuerdo, y las señales de desacuerdo no son convenientes para convencer ni persuadir.

Observa cualquier discusión simple entre dos o más personas y notarás que si uno inserta la palabra pero, otro caldeará los ánimos metiendo más peros. Cada uno tiende a reafirmarse en su idea, en la mayoría de los casos, no porque sea mejor, sino porque siente que tiene que ganar a como dé lugar. Lo que pudo convertirse en un acuerdo productivo termina en un tira-y-jale que deja exhaustos a los observadores y divide al grupo.

No digo que la palabra pero sea inútil, ni que no se deba usar nunca. Pero digo que debe usarse con mucha prudencia porque tiene el potencial de poner a la defensiva a la otra persona. En oratoria, sería absolutamente inconveniente que todo un auditorio se ponga a la defensiva, ¿verdad? Queremos convencer y persuadir, no poner a todos en contra.

Es cierto que hay un pero que no es negativo ni expresión de oposición o desacuerdo ("Oye, ese muchacho toca pero muy bien la guitarra", "Le dieron la de plata, ¿pero no creen que se merecía la de oro?"). No es contra ese pero que te doy esta advertencia.

Por eso, compararía pero, sin embargo y no obstante al ají o la pimienta en las comidas. Hay que usar mucho discernimiento para condimentar el discurso con esas expresiones. ¿Cuál es la alternativa?

Una es simplemente decir "y", otra es "aunque", otra es "solo que", y otra, simplemente no decir nada en vez.

"Estoy de acuerdo con eso, y no con lo otro", "Estoy de acuerdo con eso, no con lo otro", "Estoy de acuerdo con eso, y estaría aún más de acuerdo con lo otro", "Estoy de acuerdo con eso. ¿Y si añadimos esto, no crees que se vería diferente?", "Estoy de acuerdo con eso, aunque no con lo otro", "Hazlo. Solo parece que podría darte más problemas". Ni un pero ni nada que se parezca.

Al quitar peros, sin embargos y no obstantes reducimos el riesgo de que la otra persona se ponga a la defensiva. ¿Por qué? ¡Porque la gente suele estar atenta a los peros, sin embargos y no obstantes con la finalidad de dar batalla! Si evitas decir pero, sin embargo y no obstante aumentas tus probabilidades de mantenerlos tranquilos y sosegados, sin erizarse como peros y gatos. Inténtalo y verás los buenos resultados que obtienes.

36. ¡Alerta a la frustración!


Cuando algo no sale como calculamos, nos sentimos frustrados y no pocas veces impotentes. Pero ¿qué hay antes y después de la frustración, de modo que resultemos más proactivos y resistentes en el futuro?

Todo tiene que ver con la manera como nos ilusionamos o esperanzamos. Una ilusión o esperanza es algo que imaginamos, ya sea probable o no. Podría referirse a un simple engaño que nos jueguen los sentidos y emociones, o quizás a un deseo de algo que nos resulta especialmente atractivo.

Una desilusión sería lo opuesto: Algo que no sucede como lo imaginamos, ya se trate de un engaño que nos jugaron los sentidos o emociones, o de que no se cumpla aquello que nos resultaba tan atractivo.

Es doloroso que algo no salga como pensamos. Nos invaden sentimientos que a veces son muy difíciles de tolerar y capear.

Más que una definición técnica de la desilusión, pasamos a interiorizarlo como una frustración: Nos sentimos muy tristes y hasta impotentes de perder la esperanza de satisfacer la realización de aquello que probablemente acariciamos como algo más que un deseo. ¡Se había convertido en una necesidad!

¿Cómo superarlo? Con satisfacción. La satisfacción es lo opuesto a la frustración. Es el sentimiento de placer de haberse realizado lo que estábamos imaginando, esperando, deseando o necesitando. ¡La ilusión cumplida! Lo contrario a una triste desilusión.

Pero hay una cadena de eventos que orbitan una frustración, y otra que orbitan la satisfacción. Comienza con una ilusión y mucho depende de que sea realista o poco realista. Veamos.

Una ilusión nada realista tiene grandes probabilidades de llevar a una desilusión. Dicha desilusión se podría convertir en frustración. La frustración genera un malestar que podría encender la cólera. Y la cólera generalmente terminará en un enfrentamiento, pelea o hasta guerra.


En cambio, un deseo realista tiene grandes probabilidades de realizarse. Dicha realización en consecuencia se traducirá en satisfacción. La satisfacción generará un bienestar y placer que se traducirá en sentimientos de armonía. Y dicha armonía de seguro resultará en paz y tranquilidad.

Si no se la trata, la frustración seguirá inexorablemente por una senda hacia sentimientos cada vez más profundos y perjudiciales, como el rencor, la envidia y el desprecio. Pero si se quiere hacer un esfuerzo por que todo termine en satisfacción, irá por un camino productivo, no destructivo.

Ilusión -> Desilusión -> Frustración -> Cólera -> Pelea

Realidad -> Cumplimiento -> Satisfacción -> Armonía -> Paz

No digo que la cólera sera la única manifestación de la frustración, sino que es una que lleva a discutir y pelear. No puede haber cólera ni pelea sin frustración. Tampoco digo que por abrigar un deseo realista necesariamente tenga que cumplirse. Pero es lo que generalmente ocurre. No puede haber satisfacción sin éxito.

Como hemos visto, todo empieza con una ilusión nada realista o con un deseo realista, pero todo tiene consecuencias.

Lo mejor de todo sería que se convierta en un ciclo positivo, constructivo y edificante, no en uno negativo, destructivo y derribador. Hay que tener en cuenta que ¡hasta podría convertirse en un patrón de comportamiento positivo o negativo!

Un deseo realista seguramente avanzará de bien para mejor, mientras que una ilusión poco realista, de mal en peor.

Una solución consiste en aplicar un antídoto en cuanto nos damos cuenta de que nos encontramos en una fase negativa del ciclo o patrón. ¿Para qué gastar en un experto en salud mental si puedes comenzar por hacer un esfuerzo sincero por mejorar?

Ante una ilusión poco realista, procuraremos distraer el pensamiento hacia una ilusión más realista. Ante la desilusión procuraremos la realización de la ilusión realista. Ante la frustración procuraremos una satisfacción. Y si hemos alcanzado la etapa de la cólera, procuraremos una armonía. Y ante la pelea escogeremos promover paz.

Así es como se puede dar tratamiento a la frustración y cambiarla por satisfacción. Lógicamente, si se trata de un sentimiento que escapa a todo esfuerzo por controlarlo, quizás lo apropiado sea consultar con un especialista en salud mental.


37. ¿Necesitas un traductor?


Si habrá extranjeros en el auditorio y piensas que será una buena idea contar con un intérprete, ten en cuenta lo siguiente: Se dice que una "traducción" es por escrito, pero una "interpretación", oral.

Algunos organizadores ofrecen sistemas de audio y video en la sala, incluso dispositivos para traducir a los principales idiomas y dialectos el discurso en tiempo real mediante auriculares. Otros prometen llevar un intérprete. Pero no te sugiero confiar en la palabra de nadie. Aunque les hayas pedido garantías, quizá no tengan escrúpulos en decirte a última hora que el equipo falló o que el intérprete se enfermó (lo que significa: "Arréglatelas como puedas"). Lo mejor es ser proactivo en todo sentido y ponerse en todos los casos, a fin de salvar la situación si sucede que el organizador no cumple su palabra.

Lo ideal sería ponerte en contacto con el intérprete mucho tiempo antes de la conferencia, para que se familiarice con tu discurso. Algunos organizadores profesionales hasta exigen, como parte del trato, que el conferenciante remita una copia de su discurso con meses de anticipación. No es posible en todos los casos, pero podría ocurrir. Debes tomar una decisión al respecto desde el mismísimo comienzo del trato, en cuanto a si estarás a la altura, si confiarás en sus promesas o si cumplirás las tuyas.

En cuanto a la traducción o interpretación en sí, sugiero reducir a 10 o 12 puntos el Índice de Nubosidad Textual de tu discurso. Eso permitirá una traducción e interpretación más sencilla y fluida, tanto para el intérprete como para tus oyentes.

Tu afluencia será más eficaz si, además de reducir el Índice de Nubosidad, hablas un promedio de 7 palabras por segmento traducido. Un ejemplo:

No recomendado

"Señoras y señores, tengan muy buenas noches. Bienvenidos al discurso de matrimonio de Juan y Juana. Deseamos que se sientan cómodos y disfruten de la reunión."

Y que después el intérprete diga:

"Goog evening, ladies and gentlemen. Welcome to the wedding speech of John and Jane. We want you to feel comfortable and enjoy the meeting."

Recomendado

- Señoras y señores, tengan muy buenas noches
- Goog evening, ladies and gentlemen

- Bienvenidos al discurso de matrimonio de Juan y Juana
- Welcome to the wedding speech of John and Jane

- Deseamos que se sientan cómodos y disfruten de la reunión
- We want you to feel comfortable and enjoy the meeting

El estilo recomendado permite ser mucho más objetivo en la interpretación.

Es cierto que un buen intérprete podría encargarse de segmentos largos, y que tú quizás prefieras decir segmentos largos. Pero es más estresante para el intérprete retener mentalmente segmentos largos, y para el oyente que entiende algo del idioma extranjero, procurar entender lo que dijo el intérprete.

Ten en cuenta que, aunque supongas que cada oyente prestará atención a lo que le conviene, la realidad demuestra que la interpretación se podría convertir en un factor de distracción y atentar contra la concentración de unos y otros.

Si desarrollas tu discurso con frases breves, es decir, concisas y de baja nubosidad textual, todos se concentrarán mejor porque entenderán mejor, y disfrutarán de la interpretación siguiendo el ritmo de tus palabras de comienzo a fin sin dificultad. Una vez que todos agarren el ritmo, la interpretación irá sobre ruedas, y tus oyentes quedarán encantados.

Sería ideal que el intérprete tenga una copia de tu discurso. Podría realizar un mejor trabajo como intérprete. Pero si decides leer tu discurso, restarías dinamismo y efectividad a tu expresividad, si es que no pones en peligro la fuerza de persuasión.

Entregarle una copia al intérprete debería servir solamente para que tenga una idea de lo que dirás. Pero adviértele que solo se trata de un bosquejo, no de lo que dirás exactamente. Eso le dará una gran idea de lo que tiene que hacer, y no sentirá tanto estrés por no saber de qué se trata. Le facilitará la tarea y podrá adaptarse a cualquier variación de último momento.

Ahora bien, si le entregas una copia y además decides leer el discurso al ritmo de la interpretación, no hay problema. Es un estilo sobrio. Puedes hacerlo. Todo saldrá más ordenado y cuadrará mejor en el tiempo. Pero en alguna medida se reducirá el impacto de la presentación.

Recuerda:

- Contacta por teléfono al intérprete lo antes posible para ponerse de acuerdo. Verifica que armonice y se familiarice contigo a lo largo del proceso. No lo dejes para lo último.

- No confíes ciegamente en las promesas del organizador de contar con lo necesario. Ponte en todos los casos, comprende cada situación y adáptate.

- Mantén el ritmo de tus expresiones en un promedio de 7 palabras por segmento de interpretación. No te sugiero decir grandes bloques de palabras.

- Procura un Índice de Nubosidad Textual de 10 a 12 puntos.

38. ¿Mucha flema?

En condiciones normales, todos generamos flema en mayor o menor grado, dependiendo de lo que comemos y de cómo nos cuidamos. A menos que se trate de una enfermedad, puedes seguir las buenas pautas de la Dra.Voz.

Pero si sospechas de una infección, consulta con un médico internista. Por ejemplo, el neumococo no muere con gárgaras de agua tibia ni miel caliente. La neumonía es cosa muy sería, y con el COVID-19, sus variantes y sub variantes, con mayor razón podría requerir  hospitalizacion. Y una tráqueofaringitis mal curada podría dejarte sin voz de por vida.

No descuides por ningún motivo tu bioseguridad. El virus no vuela, pero se traslada dentro de las gotitas de saliva y puede ingresar por tus ojos debido a que alguien tosió, estornudó o hablo muy fuerte estando demasiado cerca. (Ver en el 10 sobre el estornudo)

39. ¿Usarás un megáfono?

Si usas un megáfono o un dron con megáfono, ten en cuenta la orientación de la bocina, también del eco y acústica del lugar, y la velocidad, tono y pronunciación de tus palabras, además de la interferencia de otros sonidos. Todos estos factores contribuyen a generar malentendidos, confusión y pérdida de tiempo. Si te desplazas deprisa, a pie o en un vehículo, no hables rápido ni gritando, sobre todo si el mensaje será crítico o urgente. Con un megáfono sugiero hablar muy pausadamente y con pronunciación muy clara.

40. ¿Hablarás por Zoom?

Con el aislamiento social decretado a comienzos de 2020 debido a la pandemia del COVID-19, la curva estadística de popularidad de las teleconferencias se disparó a niveles increíbles en muchas zonas de la Tierra. Muchos tuvieron que transformar sus hogares en oficinas a fin de continuar trabajando remotamente, y aún otros, para seguir conectados socialmente a fin de paliar de alguna manera el malestar del aislamiento físico.

Por ejemplo, antes de 2020 seguramente Zoom no imaginó que su proactividad creativa rompería tan abrupta y eficientemente todos los récords con su respuesta a la demanda, no solo con una imagen de marca muy amigable, sino con un servicio que prometía ser de Calidad Total. 

A la sazón contaba con una plataforma bastante bien desarrollada, de modo que fue capaz de satisfacer oportunamente y con empatía las exigencias de la multitud de usuarios, tanto de ricos como de pobres, que se volcaron a las redes sociales y plataformas de conferencia virtual para hallar una forma de comunicarse.

Así es. Su oferta no solo incluyó una plataforma premium,  es decir, para profesionales y grandes compañías, sino también una versión gratuita que fue asequible a cualquiera, en cualquier lugar de la tierra donde hubiera conexión a Internet.

Resultó una buena opción en la coyuntura para quienes se descapitalizaron y no pudieron afrontar los costos de una versión Pro durante la cuarentena, y añadió un gran valor a su cuenta e imagen de marca cuando atravesó por dificultades para mantener el equilibrio empresarial ante el infaltable ataque de fuerzas extrañas que se infiltraron y le ocasionaron daño para minar su confiabilidad. Pero Zoom logró imponerse con la fuerza de su imagen de marca y sus procesos informáticos amigables.

La pandemia no pudo convenirle más. Por otro lado, YouTubers que previamente habían resultado muy creativos en otros campos, notaron el vacío de capacitación e inundaron el mercado con tutoriales que acudieron en auxilio de los novatos y con tips de toda clase para un desempeño eficaz en lo que respecta a la logística, escenografía, iluminación y otros recursos.

No obstante, a pesar de que correspondientemente las sugerencias para la oratoria eficaz variaron un poco en cuanto a forma, los principios o verdades fundamentales relacionados con esta rama de la lingüística permanecieron prácticamente inalterables.

Por eso, ¿qué mejor que invertir unos minutos en esta novedad informática que en poco tiempo se convertiría en el pan de cada día para los comunicadores? (Más)

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