Oratoria en tu teleconferencia

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El orador de una teleconferencia suele llevar a cabo su discurso frente a una cámara que proyecta su imagen en tiempo real en la pantalla de sus oyentes, que por lo general están ubicados en otra sala, en otro edificio o tan lejos como el otro lado del mundo o la Luna.

¿Pero qué diferencias se deben tener en cuenta respecto a su oratoria, comparado con las conferencias a las que estamos acostumbrados a asistir, rodeados de decenas, centenas y, a veces, hasta miles de personas?

En mi libro "Sugerencias Para Aprender a Exponer en Público©2003" me explayo en los derechos y responsabilidades, tanto del orador para con su auditorio como del auditorio para con el orador, y son aplicables, con pocas excepciones, a cualquier entorno cercano o distante. Pero aquí solo me explayaré en esas excepciones. Para más información general, puedes regresar al Índice de la página principal y analizar cada factor por separado.

Lógicamente, una conferencia en la que el orador y su auditorio tienen un contacto tan cercano, como estar todos reunidos en la misma sala, no produce ni causa el mismo efecto ni la misma percepción entre unos y otros, comparado con una teleconferencia procendente del otro lado del planeta. No es lo mismo darse un abrazo que ver a la otra persona en una pantalla sin poder abrazarla realmente. Podríamos tomarnos una copa de vino, cada uno en su país, pero, ¿verdad que algo faltaría?

PRINCIPIOS (P)

Dicho sin rodeos, hay cuatro principios que no cambian en una teleconferencia, siempre son los mismos:

1. Informar

El primer principio, y el más importante, es informar con claridad y substancia para que el oyente entienda el mensaje, se convenza, se enriquezca mentalmente y esté apto para tomar decisiones respecto a la trayectoria que siguen sus acciones y objetivos, su sensacion de seguridad, su vida y su futuro.


Sin información no hay progreso, educación ni desarrollo. Dependemos absolutamente de conseguir y difundir información verídica, lo más exacta posible, oportuna y suficiente.

Muchas veces no se puede entrar al corazón de un oyente sin primero entregarle una buena pieza de información, y otras, no se puede entrar a su mente sin encender una chispa de emoción en su corazón. (Más)

2. Impactar

El segundo principio, y que sirve de apoyo al primero, consiste en que el oyente reaccione sintiendo una profunda impresión. Solo así recordará la información por el mayor tiempo posible.


Sin impacto tal vez la recuerde por un tiempo, pero después no recordará nada, y si no la recuerda, ¿cómo hará lo que le pediste? La memorización es fundamental, decisiva e indispensable, por lo que este principio te impulsa a sacarle el mayor provecho a lo que digas. (Más)

3. Conmover

Este es el tercer principio y el más difícil de cumplir. ¿Por qué? Porque implica motivar profundamente al oyente con el fin de tocar su corazón y persuadirlo para que desee cooperar voluntariamente. Por supuesto, mucho depende de su predisposición, capacidad de entendimiento y lo que lo motiva realmente.


Como dije, a veces no se puede entrar a la mente de otra persona sin antes encender una chispa de emoción en su corazón, y otras, no se puede entrar a su corazón sin primero darle a cambio una buena pieza de información.

Por ejemplo, quítale algo a un niño pequeño y tal vez le dé  una rabieta. Pero si a cambio le das algo que brille, suene o de otro modo le despierte el deseo de tenerlo, lo soltará sin discutir y tomará lo que le ofreces.

Ni el más grande vendedor del mundo consigue venderle algo al que no tiene los medios para comprar lo que le ofrece, o si realmente no le interesa. Por ejemplo, la persona ególatra muere por adorarse a sí misma. ¿Crees que la convencerás fácilmente o que lograrás persuadirla de algo solo porque dijiste algo sensato, lógico o evidente? Pero no te preocupes. Acuérdate: "Al que no le entran balas, le entrarán torpedos". (Más)

4. Entretener

El cuarto y último principio, y que le sirve de apoyo al tercero, consiste en entretener al oyente de modo que preste atención al discurso de comienzo a fin sin perder ningún detalle, ¡para que lo disfrute!


¿Nunca oíste el dicho: "Todos tenemos un niño dentro"? A los niños les encanta disfrutar del momento, y son sencillamente creativos para lograrlo. Tienes que sintonizar con el niño que el oyente lleva dentro, dirigirte a todos como si fueran jóvenes de catorce. No lo digo yo, sino lo decía el afamado maestro de oratoria Dale Carnegie.

Por otro lado, no olvides que puedes entretener sin hacer reír, y que no puedes entretener a tus oyentes si no les abres tu corazón. La risa es curación para el alma. ¡Úsala!

Pero hazlo en su debido lugar y momento, sabiendo que también se puede llorar de felicidad y, sobre todo, por necesidad. Por ejemplo, por la impotencia de estar agobiados por nuestras carencias, defectos, fracasos y sentimientos de incompetencia.

¡Necesitamos reír! No está mal provocar una carcajada de vez en cuando. Claro, si te dedicas a la comicidad, lo harás a menudo. (Más)

CUALIDADES (C)

Las cualidades físicas sí varían con las circunstancias:

1. Volumen

Las sugerencias respecto al volumen de voz ofrecidas en la sección S.O.S. varían ligeramente para una teleconferencia, puesto que en tal caso depende más de la resonancia frente al micrófono que de la potencia.


Es imposible llegar a gran distancia solo con la fuerza del aire de los pulmones, pero sería absurdo gritar ante un micrófono, ya que el oyente está ahí mismo, frente a ti, aunque al otro lado de la línea. No necesita que le vociferen el mensaje como hacían los oradores a fines del siglo XVIII, cuando aún no se había inventado el microfono. (Más)

2. Velocidad

La sugerencia sobre la velocidad promedio de las expresiones se mantiene igual en una teleconferencia: 14 palabras cada 5 segundos, así como las pausas de expectativa, de énfasis y de cambio de idea recomendadas en Oratorianetmovil conforme se explica en la sección S.O.S.

Cualquiera puede expresarse rápido, pero al oyente podría sonarle como una sopa de letras hablada: una metralla de frases sin sentido.


Correrías otro riesgo. No todos tus oyentes tienen una conexión veloz, además puede que haya interferencias en Internet que perjudiquen la recepción. Por ejemplo, decir: "Llame al número 99 [bizt bitz biz] 34..." no servirá de nada, sobre todo si no lo repites más tarde.

Por otro lado, muy a menudo la última palabra de una frase u oración lleva el contenido principal. Si la dices muy rápido, tus oyentes podrían perder el hilo, y con ello,  todo el sentido. Por ejemplo: "Nos reuniremos en la Av. Zarumilla, esquina con cnjchvt...", o "No solo sobrevivió, sino prsbmo..."

En una conferencia uno puede acelerar en los puntos secundarios. Pero en una teleconferencia siempre debe tener en cuenta no hablar ni leer rápido, debido a las probables interferencias en la conexión. Quizá tú te oigas muy bien, pero ¿te entienden al otro lado de la línea? Nunca se sabe.

3. Tono

El tono de voz recomendado en la sección S.O.S. también se mantiene, pero con la ventaja añadida del equipo de sonido.

El tono de voz, como ninguna otra cualidad, refleja el estado de ánimo del orador, así como la imagen que proyectan sus ilustraciones.


El tono adquiere más presencia con un micrófono. Una piedra no tiene estado de ánimo, tampoco las olas del mar ni los virus, por eso se requiere un tono de voz duro al decir "tiene un corazón de piedra" a fin de comunicar la sensación de dureza, y uno tiernamente suave al decir "su niño la abrazó cariñosamente".

Es común oír a algunos reporteros repetir exactamente el mismo tono de voz en todos sus reportajes, todos los días, todas las semanas, todos los meses, todos los años. Y no pocas veces gritando. No hagas eso con tus discursos, entrevistas y presentaciones.

Nunca imites un mal ejemplo. Date cuenta que cada  idea, cada frase y o.cada acontecimiento es diferente. Requiere un tono personalizado que concuerde con el contenido.

4. Pronunciación

Las recomendaciones sobre pronunciación de las palabras y el uso del idioma no solo se mantienen en una teleconferencia, sino se magnifican. Es mucho más lamentable cometer un error de pronunciación porque el error y el malentendido no solo distrae, desorienta y se difunde a grandes distancias, sino que confundirá y contagiará del error a muchos que lo repetirán.

Por ejemplo, el común error de diferenciar la pronunciación de la "B" y la "V", algo que la Academia ha dejado muy claro desde 1911, tal como indica su Diccionario Panhispánico de Dudas. Pero eso no sería tan grave como si ocurriera un terremoto, y el orador gritara: "¡Cálmense todos!" pero entendiesen: "¡Sálvense todos!". O si dijera: "La placa luce bien en su automóvil" y entendiesen: "La flaca Lucy viene en tu automóvil ".

5. Presencia

El consejo sobre la presencia o acicalamiento no solamente se mantiene, sino se magnifica.

6. Postura

Respecto a la postura, la norma se sostiene pero considerando las circunstancias.

7. Ademanes

Los ademanes y gestos se utilizan de manera similar por principio, pero notemos algunas limitaciones.

AYUDA-MEMORIA (A)

Las ayudas para la memoria del orador no varían, tampoco para ayudar a sus oyentes a memorizar:

1. Introducción 

Siempre debe empezar agradablemente con un impacto dirigido a las sensaciones o emociones, o al intelecto, procurando un contacto que no deje dudas en cuanto a su profunda lógica y empatía.

2. Desarrollo

Siempre debe exponer su argumento siguiendo un orden lógico que permita naturalmente la fluidez del razonamiento de sus oyentes desde la primera idea hasta la última, procurando persuadir con incentivos y beneficios atractivos más que solo procurar convencer con pruebas frías y características.

3. Conclusión 

Siempre debe concluir brevemente con la fórmula "A+B": Llamar a la Acción y apoyarla en un Beneficio. Ofrecer una razón en vez de un beneficio también ayudará.  Pero depende si decidió si su propósito es que reflexionen pasivamente o que actúen, que se convenzan o persuadan.

TIEMPO (T)

Las recomendaciones relacionadas con la duración del discurso y la administración del tiempo no varían para una teleconferencia. Por lo contrario, quizás hay que ser aún más cuidadosos.

Hay que asignar un porcentaje a cada sección y atenerse a ello, podando sin contemplaciones todo aquello que pueda eliminarse, a fin de extraer el zumo de la idea principal y darle al oyente estrictamente lo que necesita saber y sentir para persusdirse y actuar.

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